Como cualquier otra persona, Erasmo Catarino tiene pasiones. Además de la música, que es su principal alimento al alma, el cantautor tiene en su afición por la lucha libre una fuente de emociones que le acompañan desde la infancia. Es tal su gusto por el pancracio que compuso el corrido de su ídolo, el Perro Aguayo. Dicho tema musical forma parte de la banda sonora de la película Un México Perro, documental dirigido por Rafael Aparicio y Andrés Klimek.
No es fortuito que el Conde de Xalpatláhuac fuera el elegido para dedicarle una canción al Can de Nochistlán. Al principio la idea era hacer un cover de El rey, de José Alfredo Jiménez. Pero Erasmo le dio un giro a esa propuesta porque consideró que una figura como el Perro Aguayo merecía tener su propia letra.
Por si fuera poco, Pedro Aguayo Damián fue alguien a quien admiró desde pequeño, por lo que prácticamente tenía en la mente y a flor de piel lo que deseaba cantarle al rudo más querido de México. “Me remonté a cuando tenía entre 10 y 12 años para hacer el corrido. Es una historia en la que incluyo a Primavera, a Pedrito, a toda su familia. Fue un guerrero, un héroe. El Perro Aguayo marcó a muchas generaciones y a muchos niños como a mí. Es una leyenda”, comenta en entrevista a Bolavip México.
De hecho, en cuanto el director Rafael Aparicio le mencionó el nombre del gladiador, Erasmo le cantó una estrofa y de inmediato le colgó para ponerse a escribir toda la canción. ¿Qué decía esa estrofa? Lo siguiente: “El corrido va perrón para un cabrón que conocí cuando apenas era un niño. Mil batallas él luchó y sobre el ring despedazó al más acérrimo enemigo”.
El corrido estuvo a la brevedad para que Rafael Aparicio y Andrés Klimek pudieran utilizarlo en Un México Perro. Ese viaje del cantautor a su niñez para dimensionar al Perro Aguayo fue un traslado nostálgico y evocativo hacia un periodo en que Erasmo Catarino vendía ropa junto a su madre en un puesto de Tlapa de Comonfort. Gracias a una televisión vecina, las transmisiones de lucha libre le ayudaron a hacer ligeros los días de venta.
Así lo describe: “Llegábamos los viernes, sábados y domingos en la madrugada para poner el puesto. Después de poner el armazón, todo estaba listo a las siete u ocho de la mañana para empezar a vender. Pero los domingos nunca se me olvidan, no se me olvidan mis domingos de lucha libre. Al lado teníamos a otro vendedor que ponía su televisión para que viéramos las luchas. La gente que iba al tianguis se detenía para ver las funciones. Y a mí me fascinaba ver al Perro Aguayo con su lanza al estómago del rival, o agarrando a mordidas al luchador que le pusieran enfrente”.
Como apasionado a la lucha libre que es, Erasmo lamenta no haber conocido en vivo al Can de Nochistlán. Su muerte, así como el fallecimiento del Perro Aguayo Jr., fue algo que le dolió. Y es que despedir a un ídolo siempre duele, sobre todo porque con él se marchó un pedazo de infancia. Sin embargo, el cantautor encontró en el corrido del Perro Aguayo y la película Un México Perro una forma de sanar esa herida y volver a ser un niño gritándole “Perro, Perro, Perro” en clara señal de aliento a su héroe. “Espero que a final de este año escuchen mi sentimiento hacia ese luchador a través de la canción”, remata.