Desde que Hugo Sánchez se fue a España para triunfar y retornó al futbol mexicano para referir con insistencia que el éxito de un connacional en el extranjero es cuestión de mentalidad, sus detractores lo catalogan de “engreído”, “soberbio”. Pero el Pentapichichi no hace caso y persiste en señalar que el futbolista nacional debe pensar en grande si quiere trascender en Europa, por lo que él mismo se pone de ejemplo al detallar que no basta con ir a probar suerte, sino que también deben hacer un esfuerzo triple para ganarse un lugar y competir en alto nivel.

En ese sentido, algunas voces coinciden con él respecto al tema de que la exigencia para un jugador mexicano en el futbol europeo es mucho mayor porque el propio futbolista nacional no está acostumbrado al rigor que se maneja en ligas altamente competitivas. Incluso aficionados han manifestado en varias ocasiones que a los jugadores mexicanos se les consiente demasiado a comparación del trabajo que demandan clubes de élite, es decir, no hay una cultura de exigirles un poco más del mínimo esfuerzo al que están habituados.

 

Dentro de la incertidumbre por saber quién será el próximo entrenador de la Selección Mexicana, los nombres de los candidatos a ese puesto generan opiniones distintas. Uno de los más atractivos para afición y prensa es Guillermo Almada, actual técnico de Pachuca. Lo conciben como un hombre capaz de apostar por talento joven, diseñar un estilo de juego ofensivo y con amplio conocimiento de conceptos para inculcar en sus dirigidos. Sin embargo, su perfil de tipo exigente parece incomodar a quienes deben elegir al sucesor de Guillermo Martino.

En su cuenta de Twitter, Damián Zamogilny hizo hincapié sobre este aspecto del DT de los Tuzos: “Me da la sensación de que le van a buscar cualquier excusa a Almada para no darle la selección mexicana. El tipo trabaja y cree en el futbolista mexicano joven. Su estilo de juego es agresivo y dinámico. Demostró que puede potenciar futbolistas. Ah, pero es exigente y eso molesta”.

Por algo lo dice el Ruso, ¿no? Tampoco es descabellado pensar en que tiene razón si se toma en cuenta que a los dirigentes del futbol mexicano no les gusta este tipo de entrenadores con carácter y voz de mando incorruptible.