Con su equipo clasificado a la final del Clausura 2017 de la Liga MX, el entrenador argentino infló el pecho pero aseguró sentirse lejos todavía de ser un emblema para el club.
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Matías Almeyda consiguió que los aficionados de Chivas vuelvan a acostumbrarse a ganar y éstos se lo agradecen dándole un trato de privilegio que no ha recibido en ningún otro sitio desde que se decidió a hacer carrera como entrenador.
Por eso se ha generado entre ambos, con el club como vínculo, una relación afectiva que el propio DT reconoce sin ningún tipo de pudor cuando reconoce que Chivas le ha “entrado en el corazón”. Agradecido por el trato recibido y confesándose un obsesivo del trabajo, el Pelado dijo, sin embargo, sentirse lejos todavía de otros entrenadores que hicieron historia en el equipo.
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Entonces, el gran orgullo de Almeyda es haber devuelto al equipo de Guadalajara una realidad que le era ajena al momento de su arribo: “Cuando llegué Chivas era muy grande por su pasado y ahora también lo es por su presente. Soy un bendecido de estar acá”, expresó el DT.
El Pelado recordó las dificultades que tuvo en el inicio de su carrera como entrenador y también las dudas que generó en su arribo a México, orgulloso de haber podido torcer la historia en base a fuertes convicciones: “Siempre todo me costó en el fútbol, Cuando empecé en River decían que tenía que tener un auxiliar experto en la Segunda División porque yo no sabía. Quienes me criticaban cuando recién llegué lo hacían con razón, yo no tenía nada que ver con México. Sólo había dirigido en Argentina y jugado en Europa, nadie tenía idea. Sólo pedía que me dejaran trabajar. Todos aprendemos todos los días, si dijera que no sería un soberbio. Quiero seguir aprendiendo”.