El Super Bowl se ha convertido hace tiempo en uno de los eventos más vistos de todo el mundo, porque el mismo incluye a muchas personas que no son tan acérrimas a la NFL. El gran show despierta el interés de propios y extraños.

A pesar de que el rating del año pasado fue el más bajo en toda la historia, los números asustan. Fueron 100.7 millones de espectadores entre los que vieron el juego por televisión y alguna plataforma digital. Claro, un poco lejos de las 114 millones de personas que pudieron ver consagrarse a los Patriots en el 2015.

Y si hablamos de Super Bowl, nos referimos al show del medio tiempo. Miami fue elegida la sede del gran evento. Una ciudad tan increíble como latina. El español es de los idiomas más hablados entre sus playas y los organizadores de esta edición número 54 lo entendieron a la perfección.

Jennifer López, de ascendencia puertorriqueña, y Shakira, nacida en Barranquilla, Colombia, fueron las dos cantantes elegidas para animar el show que tiene una duración aproximada a los 15 minutos, que se transformó en un evento independiente inmerso en otro.

Si a esto le sumamos que los Miami Dolphins no se consagran campeones de la NFL desde el 13 de enero de 1974, la adrenalina y las ganas por ver semejante evento para los habitantes de Miami no pueden ser mejores. Todo bien latino.

La seguridad será un aspecto clave y que es tenido en cuenta en cualquier evento de gran envergadura. Sobre eso, el alcalde de Miami, Francis Suárez, advirtió que la seguridad será redoblada y que se suspenderán todos los permisos, por lo cual habrá 1300 oficiales que se garantizarán del bienestar de todos.

El Hard Rock Stadium, que tiene una capacidad para 65 mil aficionados sentados, vivirá un gran Super Bowl, que será el más latino de la historia.