El portero brasileño de Querétaro no pierde desde el nacimiento de su hija Luisa e intentará hacer valer esa mística para la final de la Copa MX ante Chivas.

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No sólo la presencia de Vucetich en el banquillo es para los Gallos Blancos una señal a la que aferrarse en la búsqueda del primer título, sin contar los campeonatos ganados en el Ascenso.

Es que el portero Tiago Volpi tiene también su amuleto personal, del que se ha beneficiado todo el equipo, y es su hija Luisa.

Dos días antes del juego entre Cruz Azul y Querétaro, por los cuartos de final de la Copa MX, nació la hija del brasileño y desde allí no han conocido la derrota. “A partir de ahora es prácticamente imposible sacar a mi hija de la mente, siempre pienso en mi esposa, en mi hija, en mi familia. Eso me ha impulsado y muchos me han comentado que he tenido grandes partidos en las últimas semanas. Ver a mi familia me hace reflexionar y tener un mejor rendimiento en la cancha”, expresó un Volpi desbordante de confianza.

Para el portero será la segunda final con Gallos Blancos, tras aquella que se le escapó en 2015 ante Santos Laguna y que pudo significar una consagración histórica para el club. Pero por entonces Luisa no existía y en Querétaro parecen convencidos de que la pequeña es ya un amuleto infalible.

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