En su peor momento, renació. Volvió a ser. El viejo Higuaín tomó lugar en el presente en el cuerpo del hombre que decepcionó en el Mundial de Brasil y la Copa América de Chile. Autosuperación.

¿Fracasó? Es fuerte. ¿Decepcionó? Podría ser. Gonzalo Higuaín enterró las ilusiones de Argentina al desperdiciar una situación clara en la final del Mundial de Brasil y repetir este accionar en la Copa América de Chile, donde se sumó el plus de malograr un penal.

Su historia estaba terminada, su carrera corría peligro. Tenía que volver a Napoli, donde algunos fanáticos lo miraban de reojo. Regresó a Italia, se presentó en el entrenamiento y conoció a Maurizio Sarri, su nuevo entrenador.

“Higuaín es muy sensible. No solo es el mejor delantero del mundo, sino también un hombre con sentimientos auténticos”. Esas fueron las palabras del director técnico.

Le dio confianza, lo consideró importante. Higuaín se sintió querido y se reinventó. El Napoli está puntero en el Calcio y el Pipita es el líder de la tabla de goleo.

23 goles en 23 partidos. Así está el delantero quien ya volvió a tener oportunidades en la Selección Argentina. ¡Felicitaciones, Pipita!