Al finalizar el partido del pasado jueves por la noche entre Pittsburgh Steelers y Cleveland Browns, Myles Garrett y Mason Rudolph protagonizaron una de las peleas más infames de la historia de la NFL.
Garrett fue suspendido indefinidamente por la liga después de arrebatarle el casco a Rudolph y utilizarlo como un arma para golpearlo, mientras que el mariscal de campo no recibió sanción alguna.
Sin embargo, en el marco de su apelación ante la NFL, Garrett alegó que lo que provocó su reacción y la gresca en un principio fue que Rudolph le propinó insultos racistas al defensivo de los Browns.
En este sentido, el entorno del mariscal de campo de los Steelers ya se pronunció, repudiando categóricamente las acusaciones del jugador de Cleveland y rehusándose a profundicar en el asunto:
“Mason niega vehementemente el reporte de la acusación de utilizar insultos racistas durante el incidente del jueves por la noche en Cleveland. No discutirá esta acusación en el futuro, pues se encuentra enfocado en su preparación para el juego del domingo ante los Cincinnati Bengals”, rezó el comunicado.
La liga seguramente indagará a profundidad en este asunto para determinar si efectivamente Rudolph utilizó lenguaje racista y proceder en concordancia, si bien de momento no existe evidencia al respecto.