Ya conocemos, a grandes rasgos, la historia del altercado entre el defensivo Myles Garrett y el mariscal de campo Mason Rudolph. El jugador de los Cleveland Browns terminó golpeando a su contraparte de los Pittsburgh Steelers con su propio casco y se ganó una suspensión y multa.

La NFL acaba de anunciar la restitución de Garrett para la próxima temporada, pero, lejos de pedir disculpas y dejar todo atrás, decidió redoblar la apuesta: en una entrevista reiteró su acusación a Rudolph por insultos racistas que, supuestamente, desencadenaron en su reacción.

Sin embargo, el número 2 niega rotundamente las acusaciones y hasta podría tomar acciones legales contra su agresor.

El señor Garrett uso esta falsa acusación maliciosamente para generar empatía, esperando ser justificado por lo que, claramente, es un comportamiento injustificable”, dijo el agente y abogado de Rudolph, Timothy Younger. “A partir de ahora queda sujeto a una posible represalia legal”, sentenció.

Quien también habló sobre los supuestos insultos fue Mike Tomlin, que apoyó a Rudolph y publicó un comunicado en el que dice que lo hace “no solo porque conoce (al jugador)”, sino porque estuvo en el campo y “habló con muchas personas de los Cleveland Browns (…) y no recibió ningún indicio de que hubiera habido algo racial o de esa naturaleza”.

Más allá de las opiniones, la NFL revisó los innumerables micrófonos y cámaras que tomaron el incidente y, en ninguna de ellas, pudo encontrar pruebas de que el jugador de Pittsburgh dijera lo que Garrett indicó.