Con la aplastante goleada 9-0 en su visita al Troyes, último en las posiciones, París Saint Germain se consagró campeón de la Ligue 1 por cuarta vez consecutiva. Zlatan se despachó con un póker y superó las 100 anotaciones en el torneo desde su arribo.
Hace ya algunos años que Nasser Al-Khelaifi se decidió a terminar con todo tipo de competitividad en el fútbol francés, construyendo un equipo que no encuentra oposición digna y que, en ésta ocasión, se consagró campeón a falta de ocho jornadas para la culminación del certamen, gracias al empate de Mónaco el viernes.
Y lo hizo sacando las ventajas que existen entre su poderío y el de los demás, marcándole nueve goles y no permitiendo ninguno en su visita al humilde Troyes, último en la Ligue 1.
Zlatan Ibrahimovic se dio el lujo de codearse con Messi y con Cristiano, anotando un póker de goles que le permitió superar los 100 en liga, y Cavani, con un doblete; Pastore, Rabiot y el pobre de Saunier en propia puerta, completaron la aplastante faena.
Y que a nadie le parezca raro que los cracks del PSG casi no hayan festejado, porque el cuarto título de Ligue 1 consecutivo demuestra que ya se ha vuelto una costumbre y que, un poco más adelante, hay un verdadero desafío: demostrar que también hubo inversión para dominar Europa.
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