Incluso desde mucho antes de llegar a la NBA, Stephen Curry ya era considerado uno más del montón, un jugador promedio que no pudo entrar a una universidad de renombre y posiblemente nunca sería una estrella del baloncesto.

Desde su llegada a la liga, el 30 de los Golden State Warriors ha trabajado incansablemente por cerrarles la boca a sus detractores, ganando 3 anillos de campeón y un par de premios al Jugador Más Valioso.

Es por eso que para él estar en una posición de presunta desventaja no solo no será algo nuevo, sino que además representará una oportunidad para jugar sin ningún tipo de presiones,según reveló recientemente:

“Lo único que escucho es la narrativa de que los Warriors llegaron a su fin, y me encanta eso. Previamentedijeron que nunca ganaríamos un campeonato, lo dijeron muchísimas veces. No necesitamos motivación extra, yo no necesito motivación extra. Este año puedes decir que estamos jugando con el dinero de la casa porque ya hemos ganado varios campeonatos. Antes éramos los cazados, pero ahora volveremos a ser nosotros los cazadores”.

Curry estará al mando nuevamente de la ofensiva del equipo de Steve Kerr mientras Klay Thompson continúa entre algodones sanando de una lesión del tendón de Aquiles, mientras que D’Angelo Russell fungirá como su escudero.

Evidentemente, las bajas que sufrieron este verano representaron un durísimo golpe para la organización de la bahía, pero si hay alguien que sabe cómo sortear las dificultades y cerrar bocas, ese es precisamente Stephen Curry.