Si algo le faltaba a Higuaín para ser odiado en Nápoles era irse sin saludar ni a sus propios compañeros. “Esperaba al menos una llamada, sólo de cinco minutos”, dijo el entrenador de Napoli. Pipita, Pipita…
Del Sur al Norte. De Napoli a Juventus. Esa decisión fue tomada como una traición en uno de los pueblos más calientes de todo Italia.
Y si faltaba algo, Maurizio Sarri, director técnico del conjunto de Nápoles, le contó a Corriere Dello Sport que el Pipita se fue sin saludar a nadie: “Estoy un poco amargado. Esperaba al menos una llamada, solo de cinco minutos. Pero ya estoy demasiado viejo y nada me asombra. Sus compañeros también esperaban el adiós”.
Para que quede todo en claro, explicó: “Es muy duro para mí hablar de Higuaín luego de verlo con la camiseta de la Juventus. Fue su propia decisión, nosotros le ofrecimos lo mismo que ellos”.
En Napoli era muy querido. Lo amaban. Pero el Pipita prefirió una nueva ventura, una acción que para muchos amantes del fútbol es una traición.
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