Mauricio Arboleda, a sus 22 años, tiene la templanza al hablar que parece un reflejo ineludible de su personalidad en la cancha. El colombiano se transformó en una de las piezas claves de este Banfield comandado por Julio Falcioni: no solo la rompe en la Superliga Argentina, sino que fue fundamental en varias "tapadas" en la Copa Sudamericana. No se descubre nada nuevo, ya que ha sido convocado por la Selección Colombia y desde su país muchos lo señalan como un posible sucesor de David Ospina.

 

Lo que sí sorprende, una vez más, son sus conceptos al responder, como ya lo hizo hace pocos días cuando un jugador de Gimnasia de La Plata le gritó frases discriminatorias en pleno partido. "Sí, somos negros, pero tenemos todos la sangre del mismo color", dijo en aquel momento. Ahora, reconoce que su mayor motivación, más que el arco de la "Tricolor", es llegar a comprarle la casa a su mamá. 

 
 

-¿Cómo vives esta convocatoria a la Selección Colombia?

- Estuve a punto de ir al Mundial y no llegué, pero nunca bajé los brazos. Siempre estuve muy motivado, es una motivación extra para poder alcanzarlo en la próxima oportunidad, que hoy se me dio y estoy súper contento. 

 

-Te mencionan como el posible heredero de Ospina, ¿Es una responsabilidad extra?

- Respeto mucho lo que la gente diga, pero creo que uno mismo debe tener dentro la responsabilidad de crecer día a día, buscar superarse. El secreto es nunca ser conformista, confiar en el trabajo y saber siempre que delante mío tengo a un gran arquero, como lo es David Ospina. Me gustaría mucho aprender de él, aunque uno como arquero o como joven directamente, siempre quiere ser titular porque es la Selección de su país. 

-¿Es una presión o una tranquilidad alcanzar un nivel tan alto siendo tan joven?

-Mi mayor motivación hoy en día es poder comprarle la casa a mi mamá, trabajo todos los días pensándolo. No debo relajarme si quiero vivir del fútbol.Es un trabajo que se pelea todos los días, por eso cuando salgo a la cancha elijo defender ese arco a muerte y dejarlo todo. Se me está dando todo eso en Banfield y trato de ser consciente para estar contento y disfrutarlo también. Le debo mucho al club y la confianza a mis compañeros, la hinchada me demuestra un apoyo increíble que no es fácil de conseguir en el fútbol argentino.

-¿Cómo definís el espíritu del jugador colombiano en cancha?

-Cualquiera que haya jugado en ese país y más en nuestra Selección sabe que se transforma en una persona que ante todo debe plantearse ser responsable. Imagino un gran aprendizaje, uno se pone la camisa y sabe que al mismo tiempo se coloca la ilusión de su papá, su mamá, de todo un país. Uno como arquero tiene una gran responsabilidad, no sé si se puede percibir eso, pero nosotros lo sabemos, convivimos con ello. En nuestras manos está el paso final a ilusiones de millones de personas. Se requiere de una gran concentración.

 

-¿Cómo llegaste a Banfield, tuvo algo que ver James Rodríguez?

-Desde Colombia siempre se habla de River y Boca, para mi eran los clubes conocidos. Después surgió Banfield y ahí me puse a investigar, gracias a amigos más grandes que me comentaron que acá había jugado James Rodríguez, que por entonces era muy conocido a nivel Selección por el Mundial. Sentí las ganas de arrancar de cero en el Taladro, crecer acá, él es un ejemplo como profesional, aunque no sé si llegaré a poder seguir sus pasos, pero es una motivación que tengo. Espero algún día poder cambiar mi camisa de arquero de Banfield con la suya del Bayern Múnich, cruzarlo en alguna convocatoria. ¡Ojalá me la acepte! 

-¿Te gustaría jugar en algún otro equipo en el futuro?

-Jugaría en cualquier equipo de Argentina, menos en Lanús. No lo haría jamas, te lo firmo hoy mismo. Pero nunca voy a decir que no voy a ir a Boca, a River, a cualquier otro equipo, porque esto es fútbol y es nuestro trabajo, pero hoy me debo a Banfield no como una frase hecha, sino que tengo mucho para devolverle en cancha, por la educación que recibí. 

-¿Tenés el sueño de llegar a Europa?

-Mi sueño sería atajar en el Milan, es mi equipo porque mi máximo ídolo y ejemplo es Dida. Si puedo imaginar me encantaría que dijeran que soy el reemplazo de Nélson Dida, su sucesor.