Cuando allá por 2013 muchos de nosotros pensábamos que dejar a Juan Román Riquelme era como dejar la pizza, su súbito anuncio de ya no jugar al fútbol nos dejó en un estado de abstinencia eterna, con sudor nocturno, temblores y todos esos síntomas que no se le desean a nadie más que a los entrenadores que lo dejaron afuera de esos mundiales en los que, sabemos, hubiera sido el sello de distinción de la Selección Argentina.

var _bp = _bp||[]; _bp.push({ “div”: “Brid_18712077”, “obj”: {“id”:”6126″,”width”:”800″,”height”:”478″,”video”:”201051″} });

Nuestra raza, sobrevive buscando en cuentagotas cualquier situación que emparente al último enganche del fútbol argentino con una pelota en los pies, aunque la felicidad se nos escape en segundos.

El último parche, un video que subió su hija Florencia en el que Román juega al fútbol en la playa, evidencia de que también es capaz de hacer magia sobre la arena. Golpeándonos una vez más con esa sensación de que todavía podría hacerlo mejor que muchos en un partido de Primera División.

Pero nuestra raza sabe que Riquelmees firme en sus convicciones y que deberemos volver a esperar días, tal vez meses, para encontrarnos en el camino ese calmante que hace efecto cada vez que el diez pone la pelota bajo la suela.