A lo largo de la historia, han pasado un total de 14 futbolistas nacionalizados por la Selección de México. Y uno de ellos fue Matías Vuoso, quien decidió realizar los trámites para ayudar a sus equipos con la cuestión de los cupos y luego terminó recibiendo la posibilidad de ser protagonista en una Copa América.

Pero aparte de un breve paso por el Tri, el exdelantero argentino dejó una huella importante en la Liga MX. Se consagró campeón en el Clausura 2008 con la playera de Santos Laguna, donde todavía lo recuerdan como un ídolo, y también tuvo la chance de defender los colores de grandes como América y Cruz Azul.

También se desempeñó en Atlas, donde lo mencionan con mucho cariño. Tan amena fue su estadía en Guadalajara que el Toro terminó enamorándose de la ciudad y se quedó a vivir. Desde allí, en medio de la cuarentena, dialogó en exclusiva con Bolavip y revivió sus años en la actividad.

SANTOS LAGUNA, SU PRIMERA OPORTUNIDAD

– Sin minutos en Manchester City, ¿cómo llegó la posibilidad de fichar por Santos Laguna?

– Fue una posibilidad que me propuso mi representante en ese momento. Yo la verdad no conocía mucho el futbol mexicano pero a la vez no quería volver a la Argentina sin haber jugado. Tomé la decisión que creo fue la más acertada.

– ¿Tuviste que analizarlo mucho? Quizás, a tu joven edad, te costaba hacer un paso desde Inglaterra a México cuando ya tenías el sueño de afianzarte en Europa.

– Seguro, porque vine cobrando menos también. Me jugué una parte de mi porcentaje a tener un buen torneo y que después me lo devuelvan. Hubo muchas cosas en el medio que hay muchos que no saben, pero no me arrepiento de nada porque después hice una carrera que ni yo pensé que iba a hacer.

– ¿Sentías que los fanáticos te miraban de reojo al llegar a Torreón?

– Sí, quizás no me conocían. Yo tenía dos torneos en Independiente no completos y un año en Inglaterra que no había jugado. Por una lado era medio desconocido pero por otro lado había estado en dos equipos que eran importantes. Por más que en Manchester City no había jugado, en Independiente sí me tocó competir con jugadores como Andrés Silvera, Bruno Marioni y Diego Forlán por la titularidad. Pero sí, yo no era muy conocido y lo reconozco.

– Hace muy poco se cumplió el aniversario número 15 de tu primer campeonato de goleo con los Guerreros. ¿Cuál es el tanto que más recuerdas de esa época?

– El gol que más me gustó quizás fue el último de cabeza contra Cruz Azul por lo que significaba, y yo siento que me quedé un rato en el aire. O el penal en ese mismo partido, que dijo el Pony que lo tire, más que nada por el hecho que le tocaba patear a él y me lo dio. Eramos una familia, me quedó muy marcado.

– ¿Cómo surgieron esas curiosas celebraciones bailando que terminaron siendo una marca registrada tuya y que todavía son recordadas por todos los aficionados?

– En el vestuario. No era un tipo de hablar mucho con la prensa pero adentro del vestidor era un tipo alegre, estaba todo el tiempo jodiendo con todo el mundo y de repente bailábamos, nos tirábamos cosas, hacíamos tonterías y salió. Me dijeron ‘si metes un gol, lo haces’. Quedó y ya no se fue más. Se hizo muy famoso porque fue el torneo que salimos campeones, se hizo todo muy viral hasta el día de hoy.

– ¿Haber salido campeón del Clausura 2008 con Santos fue lo mejor de tu carrera?

– Sí, sin dudas. Mi mejor recuerdo dentro de lo que pasó en mi carrera. Eso y haber jugado en la Selección de México son mis mejores recuerdos.

– Has tenido la posibilidad de jugar en ambos estadio de Santos Laguna y, de hecho, también de marcar el primer gol en el nuevo TSM. ¿En cuál de los dos disfrutaste más?

– Siempre lo digo. A mí me encantaba el viejo Corona. Tenía toda la esencia de potrero. El tema de jugar con presión, era un estadio que realmente pesaba. El visitante llegaba y era visitante. Hoy tiene un estadio de primer mundo pero el otro tenía un ángel que el nuevo no, para mí forma de pensar. Parte del crecimiento era hacer un estadio mucho mejor con otras instalaciones así que bienvenido.

– ¿Y esa presión que se sentía también servía para empujar a los locales?

– Era un envión anímico jugar un domingo a las 4 de la tarde, con el calor que hacía, y la gente metida. Hubo muchos partidos que, aunque no parezca, los empataba. Gritando ‘sí se puede, sí se puede’, te metían en el área rival, eran uno más. Eso no se olvida.

– No hay dudas del cariño que te tienen todos los aficionados de Santos, pero siempre al hablar de ti recuerdan aquel penal de la final del Bicentenario. ¿Crees que es una mancha en tu curriculum con el equipo?

– Sí, seguramente. Es algo que va a quedar marcado. Hay mucha gente que, por lo que leo y veo, cree que fue apropósito. En mi vida haría algo así jugando al futbol y menos con el equipo que tanto me dio. Fue un mal día, un mal momento y que así toda la culpa se me achaca a mí porque era el jugador más representantivo de los tres que erramos. Asumo lo que hice mal, me hago cargo, pero no sé si era para matarme tanto en su momento. Eso ya es cuestión de la gente. De hecho, si Oswaldo (Sánchez) atajaba el anterior yo no pateaba. Terminaba y seguía quedando mejor que nunca. Quizás me hubiese ido mucho mejor pero ya está. Me tocó vivirlo para seguir creciendo y ser la persona que soy.

– ¿Cómo quedó el vestidor después? En las imágenes se lo vio a Rubén Romano llorando, seguramente todos quedaron tocados anímicamente porque en muchos momentos tuvieron las de ganar.

Rotos, estábamos muertos. El vestuario en ese momento estaba destruído. Perder una final que podíamos haber ganado, porque tuvimos muchas situaciones de gol, te deja con un sabor amargo.

– Después de esa final, a pesar del fallo, los aficionados te apoyaron al retornar a Torreón. ¿Por qué optaste por irte nuevamente al América? ¿Era una cuenta pendiente que quería saldar?

– No es que opté yo por ir al América. Siempre lo digo, yo en su momento no lo hablé con quien lo tenía que hablar, que era el encargado. No me gustaron las formas pero no quita que haya estado bien. Los caminos me llevaron a donde me tenían que llevar. Yo había perdido la titularidad, fue el torneo que despegó Oribe Peralta. Fueron decisiones que se tomaron en conjunto, opté por no hacer mucho más lío del que ya había. Preferí irme callado. Hoy por hoy tengo buena relación y si en ese momento no me quejé, no veo por qué quejarme ahora. Soy alguien que la gente quiere, no me gustaría meter cizaña de lo que fue y no es. Es siempre tirar buena vibra y que siga todo para adelante.

AMÉRICA, EL PRIMER GRANDE EN ESCOGERLO

– Durante tu paso en las Águilas, en varias oportunidades faltó un poquito más para avanzar las semifinales. ¿Por qué crees que no pudieron coronarse o pelear una final con un equipo que tenía tan buenos nombres propios?

– Siempre nos quedábamos en semifinales, creo que perdimos tres. Lo que sí me acuerdo es que no ganábamos de local y eso fue lo que nos mató, porque sí hacíamos buenos partidos de visitante. Salvo con Chivas que perdimos allá. Hubiese sido hermoso ganar un título con un equipo tan importante como América, que es el más odiado le pese a quien le pese, como institución es el que más llama la atención. Mi cariño es hacia todos los equipos donde competí pero es un hecho eso.

– En el Apertura 2011 salieron ante últimos. ¿Cómo fue la reacción de los aficionados sabiendo que es un club tan importante en el país y en el continente para estar en esa posición?

– Pasaron muchos técnicos, no sabíamos qué hacer. Todos los comentarios eran malos, todos se tenían que ir. Los mismos que hace un año eran los mejores ahí eran un desastre. América sobre dimensiona tanto en lo bueno como en lo malo. Ese torneo deja malos recuerdos, malos momentos vividos. Porque se hizo pesado, todos los días charlas, todos los días hablando con los dirigentes, y es agotador. No hay punto medio, sos el mejor o sos el peor, así es en el América.

– Durante tu etapa final en Coapa coincidiste con el inicio de Raúl Jiménez. ¿Ya se podía notar que tenía un nivel especial en comparación con el resto?

Sí, se veía cuando íbamos a ver los partidos de la Sub-20. Ya entrenaba con nosotros, a mí me encantaba desde siempre. Tuve la suerte de jugar con él tanto en América como en la Selección del 2015 y siempre se me hizo muy completo. Cuando América salió campeón después de que yo me fui, Raúl jugaba por fuera con Chucho (Benítez). Muy mental, un chavo muy tranquilo, tuve una buena relación con él en lo que viví. Después no seguí hablando pero si lo veo lo saludo, me da mucho gusto lo que le está pasando.

– ¿Consideras que merece una oportunidad en un club grande de Europa?

Sí, pero creo que él necesita mucho la continuidad como le está dando Wolves. Aunque demostró en Benfica que entrando también era importante, creo que la tranquilidad no sé si la cambiaría. También es difícil decirle ‘no’ a un equipo grande que te mejora el sueldo porque la carrera del jugador es corta. Él está en una de las mejores ligas con un gran presente, sería jugársela otra vez.

ATLAS, UNA ETAPA INOLVIDABLE

– ¿Por qué no se dio la chance de regresar a Santos Laguna y terminaste fichando por Atlas?

– Nunca estuvo presente. Sí hubo posibilidades de volver en algún momento pero no ahí, en ese momento no. No se dio, no sé por qué pero no se dio. En todos los mercados decían que yo iba a volver para retirarme pero no se daba, no pasó y me encontré con un club bonito que salvando las malas que tenía con los pagos que te tardaban era un club de familia. Hablo mal y hablo bien, porque los señores hoy son espectaculares conmigo, pero la estructura no era como América y Santos. Había estado 9 años sin que me falta una quincena, hasta me pagaban antes, y de repente estando 6 meses me habían pagado 2. A mí me encantó el club, podía estar con mis hijos y la ciudad es espectacular, por eso me quedé acá. Le tomé muchísimo cariño al Atlas.

-En los Zorros pasaste una etapa difícil a nivel colectivo, les tocó no calificar a Liguillas. ¿Se sentía la presión? Es sabido que los seguidores son bien críticos y la sequía cada vez se iba alargando más.

– Teníamos 6 años sin llegar a la Liguilla hasta que tuvimos un torneo bárbaro con Tomás (Boy). Pasan cosas muy raras porque es un club bonito y que me quedaba justo a mí porque quería que de todo y era parte de mi esencia. Me encantó la gente, a mí me trataron espectacular, cómo me recibieron y cómo me fui. Es una afición que todos la conocen. Tuve malos momentos a lo último, que no jugué por peleas con la dirigencia y un poco con el cuerpo técnico pero ahí quedó todo. Después ya te das cuenta que te vas equivocando y ya está.

– En Santos Laguna no hay dudas de que sos ídolo. ¿Pero te consideras uno de los jugadores más querido de Atlas de las últimas dos décadas?

No sé, en alguna gente debo estar. Los más queridos son los de la generación del 99. Pero yo creo que algún huequito me pueden hacer. Siempre me demuestranel cariño en la ciudad.

CRUZ AZUL, UNA SALVACIÓN

– Después de la Copa América 2015 llega Cruz Azul. Un llamado te terminó de convencer de no armar tus maletas e irte a Arabia Saudita, ¿no?

Me agarró medio miedo de ir a Arabia Saudita y dejar a mis hijos un año sin verlos. Me costó tomar esa decisión y como tenía el libro de pases alargado por haber jugado en la Selección me llegó la oferta de Cruz Azul, que se dio porque ellos no pudieron fichar a otro delantero. Apareció y dije ‘me quedo un año acá‘. Me vino bien, un equipo lindo, muy parecido al Atlas en el tema familiar. Billy (Álvarez) conoce a todos y los trata de la mejor manera.

– En cuanto a tus números, tu actuación fue bastante regular en La Máquina. ¿Te quedaste con ganas de seguir allí un tiempo más?

– Sí, me hubiese gustado seguir un año más. Ahí se equivocó mi representante, creo, en no poner una cláusula para alargar el contrato. Ya está, son decisiones. A lo último tomé malas. Ya no se dio y queda ahí.

– ¿Puede llegar a ser campeón este año y cortar la sequía de una vez por todas?

– Sí, si sigue el torneo y no lo paran, venía muy bien. Como le pasó muchas veces, eh. Cruz Azul era un equipo que mínimo te llegaba a semifinales, y a veces la gente parece que lo ve como que llegar y perder es ser un fracasado. Si tuvo mala suerte de perderlas, pero hay que estar ahí, tener esa constancia, esos equipos y esos planteles. Le falta siempre algo pero si sigue insistiendo así se le va a dar.

– Si la Liga MX decidiera no continuar el Clausura 2020, ¿te parecería justo que le dieran el título desde el escritorio a Cruz Azul?

– Por el sistema que se maneja en México, no. Puede salir campeón cualquiera, llegando octavo, incluso muchos siendo décimos desde un repechaje. Si hubiese sido en otras ligas sí. Y sabes, a la gente de Cruz Azul no le sabría igual salir campeón así, quiere hacerlo en una cancha y como debe ser.

UN ARGENTINO EN LA SELECCIÓN DE MÉXICO

– En líneas generales, fuiste un elemento importante para la Selección de México. Ayudaste con un gol contra Canadá para soñar con la clasificación a Sudáfrica 2010 y también tuviste una buena participación en la Copa América 2015. ¿Te quedó la cuenta pendiente de jugar un Mundial con el Tri?

– Sí, me hubiese encantado. Pero ya no son decisiones tuyas. Quizás estuve cerca porque estuve haciendo el proceso de Eliminatorias en 2008,pero el Vasco (Aguirre) se decidió por otros jugadores y está perfecto. A un Mundial no se le asemeja nada, fue lo único que me faltó en el futbol, pero lo que hice supera todas las expectativas que tenía.

OTRAS OFERTAS

– ¿Estuviste cerca de jugar en otro equipo de la Primera División de México?

Cuando volví a Santos Laguna estaba para ir a Monterrey. También cuando regresé al América, me quería el Piojo Herrera en Rayados. Veracruz también alguna vez, y los primeros seis meses que estuve en México me quería Morelia.

– ¿Existió un interés formal de River Plate para retornar a tu país?

– Sí, tuve la posibilidad de jugar en River en una Libertadores, en la que nos echaron ellos y en la siguiente también. Querían que vaya porque se les había lesionado uno. Después no se dio por temas de contratos y porque el club no me dejó. También tuve la chance de jugar en Vélez y con Independiente hubo charlas pero nada formal, me hubiera gustado volver pero no sucedió.

RETIRO Y NUEVOS DESAFÍOS

– ¿Te hubiera gustado retirarte de otra manera? Es decir, siendo protagonista y en tu máxima plenitud.

– Sí, pero siento que hay una edad que uno no elige. Hablé para volver pero hay momentos que son para unos sí y para otros no. Me hubiese gustado retirarme en Santos pero no se dio. Quizás yo también, mucho antes, cuando tenía que volver estaba en otro lugar. Hubo de todo en el medio, de un lado y del otro, no sucedió y ya.

– Ya tienes tu certificación de entrenador. ¿Piensas en algún futuro cercano ponerte a dirigir?

– Me gustaría, siempre digo que no pero viendo cómo está todo… sillega un proyecto bueno me gustaría estar. Tendría un estilo propio, muy parecido a mí, aguerrido. Me choca mucho cuando los jugadores van para atrás, me gustaría ser directo. Inteligente, tratar de sacarle el mejor jugo a los futbolistas, no faltarles el resto. Todo eso sí está en mi filosofía. Y tener a alguien al lado que si me desvío me lo diga.

– ¿En qué clubes crees que podrías plasmar tu idea?

En Santos y en Atlas se podría. Creo que son dos equipos que me quedaron muy marcados a mí. Se podría llevar a cabo.