El surf es uno de los nuevos deportes olímpicos que hará su estreno en Tokio 2020. Una hazaña para esta disciplina, que cuenta con una historia particular, pero de mucha fuerza, voluntad, resiliencia y entrega hecha por un argentino. Fernando Aguerre, tras una búsqueda de más de 20 años, logró su cometido de meter al deporte de las olas en los Juegos Olímpicos.
“Fue una remada de 27 años que, por momentos, pareció interminable. Hubo olas que me pasaron pero siempre sentí que vendría una más y que tenía que estar preparado. Nunca dejé de remar y, por suerte, la agarré (se ríe). Y ahora todos los surfistas del mundo la estamos surfeando… Es casi imposible explicar la felicidad que siento al estar a días del primer surf olímpico de la historia“, cuenta Aguerre en una película producida por el canal olímpico en YouTube.
Fernando Aguerre, marplatense de 63 años, es el actual presidente de la Asociación Internacional de Surf desde 1994. Su amor y pasión por la disciplina acuática lo ha llevado a ser un directivo pionero en cuanto a la historia institucional de este deporte a lo largo del tiempo. A los 20 años, ya había fundado asociaciones de surf con sus amigos y su máximo logro es, sin dudas, este presente que tiene el deporte, que está a menos de una semana de ser finalmente olímpico.
¿Cómo logró que el surf sea olímpico?
“Recuerdo que durante los Juegos Panamericanos de 1995 en Mar del Plata, un amigo en común me consiguió una reunión con el mexicano Mario Vázquez Raña y cuando le conté mi sueño, era como si se le hubiese hablado de una carrera de cepillos de dientes. Pero al menos él, un muy influyente líder olímpico, me dio ánimo y me entusiasmé“, recuerda Fernando Aguerre en una entrevista con Julián Mozo.
Y sigue: “A los pocos meses, fui a Laussane (Suiza) porque me dieron una hora con el español Antonio Samaranch, el legendario presidente del COI (Comité Olímpico Internacional). Le llevé tablas de surf y, en el mismo lobby del COI, abrí las cajas y le mostré cómo había que pararse, como se surfeaba. Me dijo ‘no afloje, algún día se le puede dar’. Imaginate que yo creía que se me podía ser para Sidney 2000 (…)Luego pensé que entrar para Río 2016 sería perfecto, pero tampoco se dio… Fue muy loco que ese mismo año, volví a Rio para recibir la noticia oficial de la inclusión olímpica. Fue un momento único de mi vida, que nunca olvidaré“.
El surf tiene, finalmente, su momento de gloria como disciplina olímpica que, casualmente, coincide con el crecimiento del deporte en Latinoamérica. De hecho, el último Mundial se realizó en El Salvador y repetiría en 2023. “Un día, recuerdo, me llamó por teléfono su presidente (El de El Salvador), recién electo, quería contarme la idea sobre el surf y El Salvador y que querían hacer el mundial. Salió maravilloso. Estuvieron todas las estrellas del surf mundial, hubo casi perfecta igualdad de género (48% mujeres, 52% hombres), olas increíbles y a Tokio se clasificaron surfistas de Argentina, Brasil, Chile, Perú, Ecuador y Costa Rica. Así ha cambiado el surf en el mundo y, en especial, en Latinoamérica“, explica.