Hace unos meses su historia trascendió el deporte, su deporte: la natación. La estadounidense Lia Thomas, que hasta 2018 había competido como hombre (con el nombre Will Thomas), en 2019 cambió su sexo para convertirse en mujer. Porque así se autopercibe, así se siente. Es ella y no él. Pero sus triunfos llegaron y abrieron el debate para imponer un nuevo orden en el mundo del deporte. Su caso, el caso Lia Thomas, provocó miradas a favor y en contra. “La natación es una gran parte de mi vida y de lo que soy. Soy nadadora desde los 5 años. El proceso de salir del armario como trans y seguir nadando fue muy incierto y desconocido en un área que suele ser muy sólido”, contó la deportista que formó parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania durante tres años, pero, en 2019, tomó el toro por las astas y empezó a ser quien quería ser en realidad. “Había mucha incertidumbre. No sabía qué podía hacer. Decidí nadar la temporada 2018 como hombre, sin salir del armario, y eso me causó mucha angustia. Luché, mi salud mental no era muy buena. Sufrí mucha inquietud y me sentí atrapada en mi cuerpo. Fue cuando decidí que había llegado el momento de comenzar mi transición”, dijo. Cambió de sexo para dejar de competir como Will. Por eso, decidió esperar sin que ello implique, precisamente, esperar.

En rigor, cumplió con 12 meses de tratamiento para suprimir la testosterona. Su tratamiento coincidió con la temporada 2020-21, suspendida por la pandemia por Covid-19. Y ahora, desde noviembre de 2021, volvió a competir con mujeres, empezó a romper récords y, claro, también provocó polémica.

Ahora, otra vez, Lia hizo historia. Esta madrugada de viernes se convirtió en la primera mujer transgénero en ganar la División I de la Asociación Nacional Deportiva Universitaria (NCAA), la liga universitaria de Estados Unidos. Y lo consiguió arrasando en las 500 yardas libres en una final en la que gran parte del público reclamó y protestó por su participación en categoría femenina. Hubo pancartas y banderas con leyendas “Salven al deporte femenino” y hasta gritos transfobia (“es un hombre”).

Detrás de Thomas, quien obtuvo un tiempo de 4m33s24, quedaron dos subcampeonas olímpicas en los Juegos de Tokio, Erica Sullivan y Emma Weyant. Weyant, ganadora de dos medallas de plata en los 400 metros estilos y 1500 metros de los Juegos Olímpicos de Tokio 2020. Por su parte, Sullivan, declarada abiertamente lesbiana, había manifestado previo a esta carrera que para ella no supone ningún problema nadar contra Thomas.

"He intentado centrarme en mi nado y evadirme de cualquier otra cosa. Estar aquí y poder competir supone un mundo para mí", declaró tras la final Thomas, que no se acercó al récord universitario que dejó Katie Ledecky en 2017 (4m24s06).

"Es simple: no soy un hombre. Soy una mujer así que pertenezco al equipo femenino. Las personas trans merecemos el mismo respeto que cualquier otro atleta recibe", se defendió Thomas que volverá a competir en las pruebas de 200 y 100 yardas libre.