Fue un diluvio con escenas épicas, con un primer tiempo de pocas emociones y una segunda mitad no apta para cardíacos, en la que el juego se convirtió en batalla y Barcelona salió ganador a pesar del empate.

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Es que, con Lionel Messien el banco, los dirigidos por Ernesto Valverde no habían hecho méritos suficientes para llevarse un buen resultado de Cornellá y el Espanyol fue el que golpeó primero en la segunda mitad.

Gerard Moreno, a quien ya le habían anulado un gol, adelantó con gran cabezazo a los locales y puso el grito en el cielo, recordando la falta de respeto que había tenido Gerard Piqué con el equipo tras la serie de Copa del Rey.

Pero el defensor culé, que se había quedado con la sangre en el ojo por el constante acoso del público local, mandó a callar a todo Cornella con el tanto que igualó el marcador y salvó el invicto de Barcelona en La Liga.

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