El fenómeno de tragedia recurrente en Cruz Azul para ser campeón se rodea de mitos y suposiciones. Una de las teorías más acercadas a la realidad es que el constante fracaso en finales tiene que ver con la mentalidad, que en su caso es de derrota. Futboleros que son aficionados de distintos equipos coinciden en señalar que técnicos y jugadores que llegan al club se contagian del miedo a ganar títulos.

Un ejemplo para sustentar esa versión es Javier Aquino. Formado en Cruz Azul, club que lo catapultó a Europa y a la Selección Mexicana, el futbolista fue repatriado por Tigres en 2015 después de no consolidarse en España con Villarreal y Rayo Vallecano.

Tras su regreso a México, se comentó que su decisión fue un retroceso en su carrera. Algunos le pronosticaron un mal paso por el equipo universitario e incluso auguraron que no iba a ser tomado en cuenta por Ricardo Ferretti. Pero ocurrió todo lo contrario.

Aquino se conectó de inmediato con la mentalidad ganadora e idea futbolística de Tuca, quien le modificó su posición cambiándolo del sector derecho al izquierdo. Cómodo y productivo en esa zona del campo, se volvió indispensable en el esquema de Ferretti para la disputa y obtención de títulos.

¿Qué hubiera pasado si de último momento aceptaba la propuesta de Cruz Azul en 2015? Y es que el club cementero se arrepintió sobre la hora de haber rechazado al futbolista en su retorno al país. Aquino quería jugar para la institución que lo vio nacer, no obstante le cerró la puerta porque tenían otro refuerzo pensado. Dolido por ese desaire, Aquino fue bienvenido en Tigres. Al enterarse de esto, Cruz Azul cambió de parecer, sin embargo ya era tarde; Javier había sellado su destino con el equipo universitario.

¡Fue lo mejor que le pudo pasar! Con Tigres ha ganado cuatro ligas, tres Campeón de Campeones, una Concacaf Liga de Campeones, un subcampeonato de Copa Libertadores y un segundo lugar en Mundial de Clubes. Bajo el mando de Ferreti, Aquino ha labrado éxito.