Este martes, Boca Juniors se despidió de una nueva edición de la Copa Libertadores de América. Lo hizo luego de empatar ambos partidos 0-0 contra Atlético Mineiro y exponer menos efectividad en la definición desde los doce pasos.
Pero lo que es ineludible es que la polémica dio el presente en ambos partidos. Primero, con la Bombonera como escenario, el equipo comandado por Miguel Ángel Russo marcó un gol a través de Diego González pero el mismo fue anulado de forma inexplicable.
Y, como si eso fuese poco, en la jornada de hoy, en Belo Horizonte, Boca también tuvo a su disposición una anotación que desató la locura de todos. Marcelo Weigandt empujó la pelota hacia la red tras un error de Everson pero el gol fue anulado.
Luego de mucho tiempo de espera, y, mediante la tecnología, Esteban Ostojich, árbitro uruguayo del partido, consideró que había una posición adelantada. Por ello, el gol del lateral derecho fue anulado y todo Boca explotó de furia.
El caso de Diego González no fue distinto y no se guardó nada después del partido:“El árbitro influyó en la eliminación, está a la vista de todos. Metimos un gol lícito y la verdad merecimos ser justos ganadores del primer partido. Es una cargada. Pongan robots a jugar y seguramente estarán más contentos”.