Malos perdedores, llorones y violentos. Paris Saint-Germain mostró su peor cara después de la paliza recibida de parte de Chelsea en la final del Mundial de Clubes disputada en New Jersey. Hasta Luis Enrique, un ejemplo en mil sentidos, arruinó su torneo pegándole una cachetada a Joao Pedro, el 9 que no conocía Carlo Ancelotti.

En la vida, saber ganar es fácil. Por el contrario, lo difícil es saber perder. En ese contexto, los franceses no supieron perder: tenían que homenajear a sus vencedores, pero prefirieron ir a golpearlos.

Enzo Maresca les dio una paliza táctica a los parisinos. Puso a Pedro Neto a correr a Achraf Hakimi y sumó a Reece James a la mitad de la cancha para que no jueguen libres Fabián Ruiz y Joao Neves. Además, Enzo Fernández y Joao Pedro taparon a Vitinha y Malo Gusto atacó a lo Cafú durante los primeros 45 minutos. Cole Palmer, el desechado por Pep Guardiola en Manchester City, hizo el resto: dos golazos y una asistencia para que los Blues le ganen categóricamente al campeón de la Champions League.

Fue justo y merecido. Para ganarle a PSG hay que hacer un partido perfecto y los ingleses lo hicieron. Fueron un equipo solidario, jugando, corriendo, con todos atacando y también defendiendo. Así, Chelsea, con este triunfazo, se convirtió en el mejor equipo del mundo.

Chapeau, Chelsea. Y grande Enzo Fernández, único jugador campeón del mundo a nivel de selecciones y de equipos. Sí, la final del Mundial de Clubes también tuvo sabor argentino.