Por lo que pone en juego este jueves en Brasil, estaba claro que lo correcto para Boca era poner suplentes ante River en La Bombonera. Sin embargo, la insistencia de Jorge Almirón con ciertos futbolistas debería haber llegado a su fin post Superclásico, ya que la derrota por 2 a 0 como local retrató nuevamente una floja actuación de algunos jugadores a los que se les hizo moneda corriente tener minutos sin otro mérito deportivo que ser “experimentados”.

Estaba claro: Juan Ramírez y Bruno Valdez eran titulares en el Superclásico porque el DT optó por guardar a ambos integrantes de la zaga titular y a los volantes creativos (Rojo, Figal, Medina y Barco respectivamente) para el duelo ante Palmeiras de este jueves. Pero sus rendimientos contra River dejaron en claro que su nivel actual se encuentra muy por debajo de las necesidades de Boca y sobradas chances tuvieron para revertir dicha situación. No lo lograron.

Con el del domingo, Juan Ramírez llegó a 90 partidos con la camiseta de Boca y, para ser volante creativo, su aporte al gol es bajísimo al llevar solo dos tantos y cuatro asistencias en el Xeneize. En sus vitrinas personales, podía chapear con ponerse el mameluco contra River y destacar en los Superclásicos. En la reciente derrota no estuvo a la altura y se retiró en el entretiempo siendo reprobado una vez más por La Bombonera.

Por el lado de Valdez, el defensor llegó a Boca en enero para reemplazar a Marcos Rojo hasta el momento en que pueda estar de regreso a las canchas, pero nunca se acomodó al Xeneize y no pudo aportar las cualidades que mostró en América de México: su cabezazo, su porte y su olfato goleador pese a ser central. En 28 partidos disputados con Boca, el club de la Ribera perdió 9, ganó 11 y empató 8, dejando un saldo de irregularidad total en donde tuvo responsabilidad en más de un resultado negativo.

Aún más preocupantes son sus desatenciones. Su blooper ante Unión agachándose en una pelota áerea y las dos expulsiones innecesarias por la CONMEBOL Libertadores ya lo dejaban marcado en el corro xeneize como un defensor riesgoso, y su actuación ante River con un insólito error sobre el final que condicionó el resultado lo terminaron por sentenciar.

Sus números los dejan marcados a ambos y parece ser que el Superclásico era la última gran chance para los dos futbolistas de medirse en un duelo clave con la camiseta de Boca, la cual quedó demostrada que les pesó. Así como sucedió con Nicolás Orsini y Esteban Rolón, otros dos refuerzos de la era de Juan Román Riquelme que no estuvieron a la altura, el fin de ciclo para Bruno Valdez y Juan Ramírez se siente en el aire. Ya eran cuestionados desde hace tiempo en el Mundo Boca y su constante ineficiencia sin puntos altos parece ya no tener vuelta atrás en el ágora xeneize.

Los pibes piden pista

Para estos puestos en donde ya Ramírez y Valdez dejaron sobradas muestras de no poder rendir, se asoman varios pibes de Boca que, cuando les tocó debutar en primera -quienes lo hicieron-, dejaron grandes sensaciones, y en paralelo en la Reserva y los entrenamientos muestran grandes cualidades. Aaron Anselmino, Lautaro Di Lollo y Valentín Fascendini se asoman como alternativas más confiables que el paraguayo como un posible central suplente, aunque con notoria menos experiencia. Claro está que, para tenerla, Jorge Almirón debe darles minutos…

Sobre el mediocampo, en la posible competencia con Ramírez, sobran los nombres. Mauricio Benítez en caso de buscar una variante posicional, o posibilidades como Vicente Taborda, Ezequiel Bullaude o Jabes Saralegui aparecen como alternativas ofensivas y más similares al puesto que ocupa el ex San Lorenzo cuando juega.

Los números de Valdez y Ramírez en el Superclásico

Valdez fue el único jugador de Boca que hizo dos intercepciones, ganó 9 de 10 duelos, 7/7 aéreos; pero dio bien 25 de 37 pases (el cuarto menos efectivo con 68%) y tuvo el error final que terminó en el 2 a 0 de River. Ramírez solo tuvo 8 pases correctos sobre 11 intentos, dos de esos terminaron en un remate de un compañero. Ganó solo 2 de los 7 duelos que tuvo y no tuvo ni una entrada, ni una intercepción, ni faltas.