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ENTREVISTA EXCLUSIVA

Cometió un error que cambió su carrera y le costó 10 años superarlo: “El Mundo Boca me terminó llevando puesto”

Matías Cahais llegó a Boca a los 10 años y se fue a los 20, con apenas un puñado de partidos. Después de siete años sin jugar en el país, firmó con Excursionistas para jugar en la B Metro.

Cometió un error que cambió su carrera y le costó 10 años superarlo: "El Mundo Boca me terminó llevando puesto"
© Foto archivoCometió un error que cambió su carrera y le costó 10 años superarlo: "El Mundo Boca me terminó llevando puesto"

Pasaron 18 años. 6.660 días. En el medio le pasó una vida a Matías Cahais. Y sin embargo, pese al tiempo transcurrido, el relato suena a catarsis. Ahora lo puede contar, sin rencores, sin dolores, con el alma en paz. Sin embargo, aquellos días posteriores a aquel 13 de diciembre de 2006 fueron duros para él. Muy. Para todo Boca, es cierto, pero para él, que todavía no había cumplido los 19 años lo fue mucho más.

Una final, una responsabilidad enorme sobre sus hombros, un error, un gol, una derrota. Y una carrera que, según él, se torció un poco en ese momento. Quizás era ese su destino. Quién sabe. Hoy, siendo jugador de Excursionistas y luego de haber regresado al fútbol vernáculo tras siete años, ya no se lo replantea. Pero en la charla con BOLAVIP cuenta la historia que en su boca suena cruda. E injusta.

Aquel diciembre de 2006 Boca tuvo que afrontar una final que no esperaba jugar. En aquel Apertura llevaba los suficientes puntos de ventaja como para quedarse con el título logrando apenas un punto en los dos partidos que le restaban al torneo. Un empate lo consagraba. No ocurrió.

Volvió al país tras pasar los últimos años jugando en Chile. Foto IG Excurionistas

Volvió al país tras pasar los últimos años jugando en Chile. Foto IG Excurionistas

El equipo venía de lograr los cuatro títulos del 2005 y el primero del 2006, con Alfio Basile al mando. Pero a mitad de camino había llegado Ricardo La Volpe para reemplazar al Coco, otrora DT de la Selección. Todo parecía encaminado para celebrar el tricampeonato.

“Qué se yo, es fútbol. Estudiantes no paraba de ganar, nosotros de 6 puntos teníamos que hacer 1. No se nos dio el resultado en Córdoba, después empezamos ganando el partido con Lanús 1-0, en cancha Boca y dijimos bueno, ya está.  Como malo puede ser un empate, y el empate ya nos daba campeón. Creo que era un poco lo que pensábamos todos. Fue una desgracia de esas que pasan muy de vez en cuando y después ya la final era otro partido completamente diferente”.

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Boca cayó 1-0 con Belgrano en Córdoba y 2-1 con el Granate. El desempate se jugó en cancha de Vélez, el 13 de diciembre de 2006.

“De hecho, yo esos dos partidos quedé hasta afuera del banco, fui en el famoso jugador 19. Tanto en Córdoba como en el partido de la Bombonera los vi de afuera, sí compartí la concentración y pero no estuve en el entretiempo por ejemplo, no sabía qué pasaba en el vestuario”, agrega.

En aquel torneo de 2006 había jugado apenas dos partidos. El tercero fue la final. Foto archivo.

En aquel torneo de 2006 había jugado apenas dos partidos. El tercero fue la final. Foto archivo.

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Pero ante el Pincha, La Volpe lo puso de titular: su tercer partido desde el arranque de aquel torneo. Y el quinto de su carrera. Con el partido igualado en uno y a 5 del final, un pelotazo largo lo agarró mal parado al defensor y Pavone metió el 2-1 para luego quedarse con el título. Cahais fue señalado como el culpable del gol. De la derrota. De todos los males.

“En cierto punto lo más fácil fue caerme a mí. Pero ya pasó, es una historia pasada. El campeonato, a mi entender, no es que se haya perdido ahí. Son cosas del destino, que podría haber salido muy bien y no salió del todo bien. No creo que haya sido desastroso. Sí son cosas que te marcan a lo largo de la carrera. Seguramente si por ahí no hubiese pasado esa jugada puntual por ahí el partido lo terminábamos perdiendo de todas formas. Y mi carrera daba un giro completamente diferente al que terminó dando”.

La respuesta queda en el aire.

-¿Sentís que ese partido te marcó?
-Durante mucho tiempo sentí como mucho la… La gente ni nadie ve que del otro lado hay un chico que recién está arrancando su carrera. Es Boca y es un mundo que te lo comés o te comen. Y yo en cierto punto no estuve a la altura de lo que yo sé que podía dar y me terminó como llevando puesto el Mundo Boca.

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-¿Te marcó futbolísticamente, anímicamente…?
– Jugar al fútbol es algo muy de la cabeza y yo no estaba preparado todavía mentalmente como para enfrentarme a momentos así. Futbolísticamente yo sé que tenía todo para triunfar. Yo era muy chico, me salteé  un montón de etapas, pasé de tener 15 años a compartir plantel con unos monstruos, quemé un montón de etapas en Inferiores, en Juveniles y después pasaba de no jugar a jugar de titular y que te terminen sacando, como me ha pasado varias veces. Fue muy difícil y muy inestable la participación, yo en 5 años creo que habré jugado no sé si 14 ó 15 partidos en Primera. Es muy poco para la cantidad de tiempo que yo estuve ahí, por eso también después decidí irme tan joven, porque sentía que había estado mucho tiempo sin jugar y yo lo que necesitaba era jugar.

Matías Cahais llegó a Boca con apenas 10 años, de la mano de Ramón Maddoni. A los 15, cuando Miguel Angel Brindisi lo subió a Primera, también lo citaron por primera vez a la Selección. Jugó en el Sub 17 y el Sub20, fue campeón del Mundo. A los 18 casi lo venden al Real Madrid. También lo vino a buscar el Saint Etienne cuando no tenía ni 20 años. Fue sparring de la Selección Mayor en el Mundial de Alemania. Y sin embargo, una jugada lo marcó para siempre.

Fue campeón del Mundo Sub 20. Levantó la Copa junto con el Kun Agüero. Foto Getty Images.

Fue campeón del Mundo Sub 20. Levantó la Copa junto con el Kun Agüero. Foto Getty Images.

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“Boca es complicado para lo malo y es espectacular para lo bueno. En el fútbol generalmente, salvo pocos jugadores, son más las malas que las buenas. Es así. Yo era muy chico, me dio mucha lástima irme de esa forma porque yo pensaba triunfar en Boca y después irme a jugar a Europa. No pasó así, a veces las cosas se dan por algo. Yo creo que todavía no estaba preparado de la cabeza para enfrentar un montón de situaciones que se me presentaron y las tuve que enfrentar como pude y tuve que salir adelante. Me costó, obviamente me costó, pero creo que lo pude superar. Y hoy ya cuando me dicen ‘vos sos el de la final, el que se mandó la cagada’, lo miro como diciendo ‘sí flaco, pasaron 20 años, soltá, no rompás más'”.

Y agrega, tomando en cuenta la actualidad del club: “¿Si es normal todo lo que estaba pasando? Si esto pasa siempre en Boca. Siempre que se pierde un partido o pasan cosas así es catastrófico. Pero bueno, así es el Mundo Boca, tanto lo bueno como para lo malo. No hay grises”.

Hoy, 18 años, lo puede decir así. Después de procesarlo y trabajarlo durante mucho tiempo. Pero el fantasma lo persiguió demasiado tiempo. Porque, además, no tuvo ningún acompañamiento después de aquel día. Sin embargo, no guarda rencores, no desparrama culpas.

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-¿Boca va demasiado rápido y no te permite estar preparado o sentís que no te prepararon para todo lo que vino después?
-Todos los jugadores somos diferentes. Yo sabía lo que era el Mundo Boca porque estaba desde chiquitito, no es que había llegado a los 16 años y me hicieron debutar a los 17, no. Yo sabía lo que era Boca. Yo estaba entrenando con el plantel, no era un paracaidista. Pero siento que sí, que me salté mucha etapa de formación, una etapa muy importante también de mi personalidad. Por momentos te creés que te comés el mundo porque a los 15 años estás en un plantel de Primera, pero de repente te bajan de un hondazo porque no jugás nunca. Es difícil poder manejar para un chico de 15, 16, 17 años todo ese tipo de situaciones. Hoy creo que el fútbol está cambiando para bien en cuestión de acompañamiento hacia los jugadores. En ese momento me encontré completamente solo. Tengo el recuerdo de haber llegado a mi casa y no haber salido durante dos días, de estar tirado en la cama, querer, no en el sentido literal, pero querer morirme por lo que había pasado. No tuve a nadie que me haya dicho ‘tenés 18 años, tenés toda la carrera por delante, dejate de joder’, esto que lo otro. Al contrario, todo lo que pasaba era malo y parecía que me encontraba gente que lo único que hacía era recordarme esos momentos. Fue muy difícil sentir la mirada, el reproche como si hubiese matado a alguien básicamente. 

Un recuerdo de aquellos tiempos: Cata Díaz, Gago, Maradona, Palacio, Palermo, Guillermo, Krupoviesa, Migliore, Bertolo, Mouche, Leo Díaz y adelante, Cahais. Foto IG Matías Cahais.

Un recuerdo de aquellos tiempos: Cata Díaz, Gago, Maradona, Palacio, Palermo, Guillermo, Krupoviesa, Migliore, Bertolo, Mouche, Leo Díaz y adelante, Cahais. Foto IG Matías Cahais.

-¿Nadie se te acercó para contenerte?
-No, nada. Pero entiendo que habíamos perdido una final, la frustración, la calentura, todo. No tengo rencor de nada y, qué sé yo, podría haber actuado alguno de manera diferente, pero en sí entiendo que en un vestuario a veces con las pulsaciones tan altas se pueden decir cosas, se pueden tener actitudes que quedan ahí y que… Hay momentos que sirven también como para aprender, a cómo manejarse o cómo no manejarse en cierto momento. 

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-¿Te repercutía a la hora de jugar todo ese peso?
-Me repercutió durante muchísimos años. Creo que me habrá repercutido, no sé, por más de 10 años. Hasta mi época en Racing.

El primer escape

El 2007 fue un año feliz para el central nacido en Morón. Fue capitán de la Sub 20 que fue campeona del mundo en Canadá, equipo en el que jugaban Angel Di María, Sergio Agüero, Chiquito Romero, Eber Banega y el Papu Gómez entre otros. Además, fue parte del plantel que fue campeón de la Libertadores y viajó para el Mundial de Clubes. Es verdad, jugaba poco, pero apenas tenía 19 años y compartía equipo con el Cata Díaz, Gabriel Paletta, Matías Silvestre, Jonatan Maidana y Claudio Morel Rodríguez.

“Hay embudos chiquititos y después le sigue el de Boca”, dice para explicar lo que le pasa a muchos pibes de Inferiores: llegar y no jugar. De aquel grupo de centrales, sólo Silvestre era de la cantera.

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Su último club antes de llegar a la Argentina: Curicó Unidos, de Chile. Foto IG.

Su último club antes de llegar a la Argentina: Curicó Unidos, de Chile. Foto IG.

“Yo siempre sentí que la Selección era como otra cosa… Me sentía mucho más cuidado. Como que estaba en una burbuja y no podía pasar nada. Estaba completamente hermético todo. Era otro jugador”.

Tras haberse negado a ir a Francia (“yo quería jugar en la Primera de Boca, afianzarme e irme de otra forma”, dice), apareció otra chance más. “Yo estaba en un torneo en Japón y me llamaron mis representantes que sí quería ir al Real Madrid, que parecía estar todo encaminado. A los dos días, me llaman y me dicen que este partido va a ser el último, que cuando terminara el torneo no volvía a Buenos Aires, me iba directo a Madrid, que ya habían hablado con mi mamá, se iba ella también para Madrid, que ya estaba todo. Ya estaba enterada la gente de la Selección y todo. Y al otro día se cayó. Así, lisa y llanamente”

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“Fue todo una locura. Yo estaba jugando, me dicen que ya estaba vendido, nada más y nada menos que el Real Madrid. Y yo jugaba un partido sabiendo que estaba vendido y al otro día, con la diferencia de horario y todo, cuando hablé con mi representante para ver cómo, cuándo viajaba o cómo hacía, me dice de repente que no. Y la vida seguía, ya está. Todo lo que había pasado con el Real Madrid se había ido y tenía que seguir como si nada con mi vida“.

“Un Fórmula 1”, dice entre risas cuando habla de aquellos años de su vida en los que todo parecía ir a demasiada velocidad. Y quizá por eso, cuando surgió la chance de irse al Groningen de Países Bajos para alegarse un poco del ruido lo hizo sin dudarlo.

“Solo, sí, solo. Tenía 20 años recién cumplidos y me fui solo. Empecé a acostumbrarme a un montón de cosas, yo venía de un mundo donde tenía absolutamente todo y ahí teníamos que juntar las pelotas, correr los arcos, llevar nuestra ropa al partido, limpiarnos los botines, una realidad ‘real’, no la realidad que yo vivía en el Mundo Boca, que lo único que tenés que preocuparte es el entrar a jugar porque después tenés gente para absolutamente todo”.

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Racing y la montaña rusa

Volvió un año después y tras un breve paso por Gimnasia de Jujuy, recaló en Racing. Con Miguel Russo como DT, que ya lo conocía de Boca, el club le compró su pase en 1.000.000 de dólares.

Cahais llegó a Racing con Caruso Lombardi. Jugó bastante y Russo pidió que lo compraran. Foto archivo.

Cahais llegó a Racing con Caruso Lombardi. Jugó bastante y Russo pidió que lo compraran. Foto archivo.

“En Racing creo que pasé por un montón de cosas, momentos muy buenos y momentos muy malos. Durante mucho tiempo no tuve la cabeza que necesitaba para la alta competencia. Cuando yo estaba más o menos bien, las cosas me fluían, yo fluía, no dependía del equipo. Pero cuando las cosas por ahí empezaban a salir un poco mal, me volvía ese jugador inseguro, temeroso. Y cuanto más miedo tenés, cuanto más pensás en los errores, más te equivocás y más la cagás”, reconoce.

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Estuvo aquel día que un rayo cayó en pleno entrenamiento y mató a Chechu, el utilero de Racing. También compartió vestuario con Teo Gutiérrez y estuvo aquella tarde en la que el delantero apuntó con un arma a Sebastián Saja. Pero no se detiene allí, no quiere hacer nombres propios. Tampoco lo hace cuando le preguntan por aquel vestuario de Boca, por Riquelme, Palermo y Guillermo.

El habla de su historia. De lo mucho que le costó y lo caro que pagó un error. Y reconoce a aquellos que supieron estar y afrontar un momento difícil. Y cómo hay circunstancias que te pueden cambiar la vida para mejor o no.

“El fútbol es muy extraño. Vos ves un montón de jugadores. Por ejemplo, el caso de Juancito Musso, en ese momento era el cuarto arquero, y vos no sabés nunca nunca si iba a atajar o no iba a atajar, les pasa a muchos. Y hoy está en el Atlético Madrid, a veces tenés que estar en el momento justo, en el lugar indicado y a veces te pasa una vez el tren y no te subiste o por ahí un día te tocó. Me acuerdo de Facu Roncaglia, fue compañero mío de Juveniles en Boca. El jugaba de 9 y fuimos a jugar con River, octava o novena, y el central derecho que jugaba conmigo justo se enferma. No había nadie, y el Colo Regenhardt lo pone de central por derecha. Y la rompió toda. Y empezó a jugar de central por derecha y después jugó toda su vida de defensor, jugó en Europa, jugó en la Selección. Son historias. A veces en el fútbol pasan cosas muy extrañas, tanto con lo bueno como con lo malo. Y hay jugadores que pinta que van a a ser fenómenos y de repente terminan jugando en Primera algún otro partido y desaparecen”. 

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Un DT inolvidable

-¿Cuál fue el mejor técnico que tuviste?
-El Cholo (Simeone). El Cholo por lejos. El Cholo era perfecto. En todos los sentidos. En un futbolístico, en lo grupal, con el Profe Ortega, que es una máquina. Lo agarré antes de irse al Atlético de Madrid.

-¿Qué tenía de especial?
-Yo creo que la clave es que él te convencía, convence a los jugadores del Atlético Madrid de hacer lo que el Cholo diga. Vos lo ves a Rodrigo (De Paul) y juega con un sistema en la Selección y juega con otro sistema completamente en el Atlético, pero lo hace tan bien porque está convencido. Griezmann lo mismo. Y así un montón de jugadores que por ahí tienen mucho más para jugar, cómo decirte, más lindo, pero terminan haciendo lo que Cholo sabe que le da ganancias y eso para mí es lo clave del entrenador, que no lo encontrás muchas veces. Que el jugador le crea y esté convencido de hacer lo que sea.

-¿Cómo eran las charlas del Cholo?
-Bien táctico, bien directo, también tocaba tocaba esa fibra íntima, él es muy apasionado, así vive el fútbol. Por ahí lo que no tenía era en ese momento era ser tan cercano a nosotros. Pero por ahí de repente se te aparecía, estábamos tomando un café en la concentración después de cenar y se sentaba y nos empezaba a contar historias, se acercaba desde otro lado. No era en el día a día, pero había momentos que hacía esas cosas que, imagínate, se sentaba el Cholo ahí, historia pura, jaja.

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El presente y la vigencia

¿Te hubiese gustado tener la chance de volver a Boca? ¿O a Racing?
-No, yo creo que eran etapas cerradas, sinceramente. La he pasado bien, la he pasado mal también. A veces es mejor cerrar ciclos, decir bueno, lo que es bueno, buenísimo y lo que no, ya está, que queda atrás y listo.

En todos esos años pasó por Colombia, México, Suecia y Chile, donde estuvo los últimos cinco años entre O’Higgins y Curicó Unido. También tuvo un fugaz paso por San Martín de Tucumán, en el 2019, la última vez que jugó en Argentina.

Con Excursio ya vivieron una noche épica eliminando a Godoy Cruz de la Copa Argentina. Foto Excurionistas.

Con Excursio ya vivieron una noche épica eliminando a Godoy Cruz de la Copa Argentina. Foto Excurionistas.

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Volvió para jugar en Excursionistas, en la B Metro, porque tenía muchas ganas de volver a jugar en el país, de quedarse en Buenos Aires, después de estar muchos años con su mujer y sus dos hijos dando vueltas. Surgió la propuesta, llegó y ya el equipo dio un batacazo: eliminó a Godoy Cruz de la Copa Argentina, por segunda vez en la historia dejó afuera de la competencia a un equipo de Primera y se metió en 16avos.

Dice Matías que el objetivo es ascender, aunque no arrancaron del todo bien. Pero sabe que la victoria en la Copa les dará un buen envión. No piensa en cuánto va a jugar: a sus 37 años dice que seguirá en las canchas mientras tenga ganas de entrenar, de competir, de seguir disfrutando de la pelota.

Después si, quiere ser DT. Está haciendo el curso y quiere ser entrenador de Primera. Lo tiene claro, no sabe cuándo será. Por ahora se enfoca en seguir disfrutando, ahora que sí puede disfrutar. Pero no se olvida de su pasado. De lo mucho que le costó. Por eso, dice que su hijo de 9 años juega al fútbol, pero él no está convencido: “Por momentos quiero, y por momentos no quiero”.

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Más allá de los sinsabores, hoy es feliz con la carrera que tuvo: “Soy un afortunado por la carrera que hice, por los compañeros que tuve. A mí me tocó una parte súper buena. Más allá de la marca de lo que fue la final con Estudiantes, después lo único que viví fueron alegrías. Me tocó ganar un montón de campeonatos, tanto en Inferiores como en Primera, estar en planteles que han ganado todo. Viví un montón de experiencias, conocí un montón de lugares, viajé a jugar el Mundial de Clubes. Son experiencias que yo le cuento a mi hijo hoy, que tengo millones de recuerdos, de camisetas, de un montón de cosas que se ven tan lejanas, pasaron hace tanto tiempo, hace casi 20 años que yo debuté, fueron experiencias hermosas que estoy agradecido de haberlas vivido”. Las buenas y las malas, claro.

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