Posiblemente Andy van der Meyde nunca imaginó que su carrera como futbolista lo llevaría a tener cebras y un camello en el jardín. Tampoco una cuenta bancaria vacía. Mediocampista de gran proyección, surgido de Ajax y con pasos por Inter, Everton y la selección de Países Bajos, cuya historia terminó convirtiéndose en una mezcla de talento, excesos y decisiones insólitas. Y en el medio, un zoológico personal que terminó de simbolizar el caos.
Van der Meyde debutó en 1997 con el Ajax, club donde compartió equipo con jóvenes promesas como Zlatan Ibrahimovic y Wesley Sneijder y supo dominar las competencias locales. También pasó por el Twente antes de tener un nuevo ciclo en Ámsterdam, donde brilló lo suficiente como para que el Inter lo fichara en 2003.
En Milán disputó dos temporadas, donde entre irregularidades supo ganar la Coppa Italia y marcar en la Champions League. Incluso llegó a representar a su país en la Eurocopa 2004 y acumuló 17 presencias con la selección. Sin embargo, todo comenzó a desmoronarse tan rápido como había escalado.

Andy Van Der Meyde, la promesa de Ajax que conoció los excesos en Italia (Getty).
“Tenía un zoológico en el jardín”
Aquel mediocampista hábil no pudo sostener el nivel. En Italia, sus entrenadores no lograron encarrilarlo mientras los excesos comenzaban a dominar su cabeza. “Salía los viernes, salía los sábados, y también los lunes, martes y miércoles. Era una locura, una manera de no pensar en mis problemas. Bebía a todas horas y así no pensaba”, escribió años más tarde en su autobiografía No Mercy (Sin Piedad).
Su ritmo de vida se volvió tan descontrolado como su carrera: adicciones, una relación tóxica, fiestas constantes y una vida completamente fuera de eje que desencadenó en lesiones y llegadas tarde a entrenamientos.
En paralelo, la fama y el dinero lo empujaron a una vida de lujos delirantes. Literalmente. “Tenía un zoológico en el jardín de mi casa: caballos, perros, cebras, loros, tortugas. Una noche en el garaje, en la oscuridad, vi algo grande y escuché sonidos extraños. Mi mujer había comprado un camello. La llamé y le dije que en Mónaco solo había apartamentos, por lo que no podría tener una cebra. Ella no aceptó y acabamos en Liverpool”, confesó sobre su insólita vida en Milán y su mudanza posterior al Everton.
Sin embargo, la tentación de la Premier League vino por otro lado: el dinero. “Me ofrecían el doble que en el Inter y ni lo pensé. Lo primero que hice fue comprarme un Ferrari y emborracharme en uno de los sitios más famosos de la ciudad”, recuerda sin filtros sobre su desembarco en 2005. El Everton, con David Moyes como entrenador, intentó recuperarlo, pero fue en vano. Van der Meyde llegó a entrenamientos borracho, sumó escasos partidos en cuatro años, y cayó cada vez más en el abismo. El alcohol ya no estaba solo: las drogas también lo acompañaban.

Andy van der Meyde durante su paso por Everton (Getty Images).
En 2010, el PSV le ofreció una última oportunidad. Pero apenas disputó un amistoso antes de confirmar su retiro a los 30 años. Con 13 años de carrera consideraba que lo había dado todo. Había perdido el rumbo, pero también el dinero y el prestigio. Y así, la mejor versión de Andy ya era pasado.
Momento de exteriorizar los problemas
Un año después de su retiro, Andy dijo basta. Con la cuenta en números rojos y pidiendo trabajo en Ajax para no caer aún más en el abismo, decidió agarrar una pluma y comenzar a escribir. ¿El resultado? Publicó su autobiografía, donde narró el colapso que vivió.
El libro fue un éxito en Países Bajos y le abrió una puerta inesperada: se convirtió en personalidad televisiva y comenzó a dar charlas motivacionales. Hoy, ya lejos del fútbol, sin animales exóticos ni autos de lujo, Andy van der Meyde recorre escuelas contando cómo pasó de sentirse “un dios como futbolista” a quedarse sin nada, para luego volver a resurgir. Su nuevo estilo de vida lo llevó al punto de sacar su segundo libro a la venta, en 2022, revelando nuevos detalles de su vida excedida de lujos en todo sentido.

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