Volvió Marcelo Gallardo, pero no volvió David Copperfield, no puede hacer magia en River. Magia hacían Cristina Kirchner y Amado Boudou con la máquina de imprimir billetes de Ciccone.
El Muñeco necesita entrenar e imprimir un método distinto al de Micho, está claro que no quiere saber nada con Demichelis. Él quiere entrenar distinto, presionar diferente y la gente lo sabe. Pero para ese proyecto, necesita lo que no tiene: tiempo.
El miércoles juega con Talleres por la Copa Libertadores el mata a mata. Cuando digo que Gallardo no hace magia me refiero a que él está, pero Nacho Fernández no es el de 2018, Milton Casco lo mismo, Matías Kranevitter no es el de 2014, Franco Mastantuono no va a ser Messi por un cambio de entrenador y Bareiro no va a transformarse en Miguel Borja porque ahora le hable otro DT.
Fue sincero Gallardo en conferencia de prensa al decir que este empate le quita la ilusión al equipo. Es que él pensaba ganarle a Huracán el sábado y pelear el torneo. Sigue a 5 puntos del líder, es cierto, pero con muchos equipos en le medio.
Ahora viene la Copa Libertadores, lo más importante. Pero lo que quedó claro es que no todos los problemas de River se llamaban Martín Demichelis.
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