Hace años, en el fútbol de Argentina, peligran los defensores por izquierda. Una posición importante para algunos entrenadores, ya que también suelen utilizarlos como piezas ofensivas. Además, los laterales argentinos siempre han estado a la sombra de los grandes nombres brasileños y eso pesa. Algunos nacidos en Brasil son Roberto Carlos o Marcelo, por solo nombrar dos.

Pero Valentín Barco llega desde Boca para romper con ese pensamiento popular del lateral izquierdo, su peligro de extinción, la supremacía brasileña y, asimismo, quiere demostrar que no es solo subir y bajar, sino que puede hacer jugar a su equipo.

Barco nació el 23 de julio del 2004 y su debut en la primera de Boca llegó casi por imposición. En la Copa Libertadores 2021, el Xeneize rompió la burbuja sanitaria en Brasil y se vio obligado a jugar con juveniles por algunas fechas. El Colo de 25 de Mayo fue una de las grandes sorpresas. La rompió en la reserva, calmó animos con los dirigentes y con la llegada del nuevo entrenador, Jorge Almirón, asoma como uno de los pilares del nuevo Boca.

El Colo tiene el ADN del fútbol argentino: ir, mostrarse en todo momento, no achicarse, pase, gambeta y velocidad. Dicho por el propio Almirón, el chico entiende mucho la parte táctica. Vale aclarar que tiene tan solo 18 años.

Sucede que Barco en sus inicios era delantero en el Club Sportivo de 25 de Mayo. Como si fuera poco, comenzó en el futsal, lugar donde pudo pulir toda su técnica. Que quedó demostrada en los partidos que disputó en la primera de Boca.

Llegó al Xeneize con nueve años, en el año 2013. La prueba se la hizo Raúl Maddoni, reconocido descubridor de talentos en Argentina. Apenas llegado al club de la Rivera, lo movieron al puesto de lateral izquierdo y comenzó a ser llamado por las diferentes categorías de las selecciones juveniles. Pero el camino que recorrió Barco no fue un crucero de placer.

El chico estuvo tres años sin quedar en la pensión del club y cuatro veces por semana su papá hacía 450 kilómetros para que su hijo pudiera completar los entrenamientos. "Había veces que no teníamos nada para llevar. 'Tenemos para el gas y el peaje. Salíamos de La Candela, donde le daban un sándwich y un juguito, y subíamos al auto. Él preparaba el mate y me daba medio sándwich a mí. Me decía ‘yo sé que vos tenés hambre también’, pero yo no se lo agarraba". Esas declaraciones fueron de su mamá, Patricia, luego de su debut en primera en el año 2021.

Valentín Barco, una joya con pasta de 10

Valentín Barco, una joya con pasta de 10

También agregó a su relato: “Bajábamos a echar gas en las estaciones de servicio y a veces, cuando hacía calor, yo sabía que él miraba las heladeras porque quería tomar helado, pero yo no se lo podía comprar porque no tenía y él con las manitos atrás me miraba y me decía ‘no importa, má'”.

Pero durante el año 2022 sucedió algo insólito con él. No era titular en la reserva, mucho menos lo subían a primera y, así, perdió ritmo. Además, sufrió una lesión en un tobillo que le impidió hacer pretemporada y jugar el Sudamericano Sub 20. Pero limó las asperezas que debía limar y renovó su contrato con Boca hasta diciembre del 2024. Además, habían aparecido ofertas del Getafe de España, pero Valentín quería una oportunidad en Boca.

Y gracias a la tormenta perfecta lo consiguió. El año 2023 del Xeneize comenzó siendo un completo desastre futbolsitico. Derrotas con Instituto y Banfield, sellaron la destitución de Hugo Ibarra como entrenador. Un empate con Monagas de Venezuela y una derrota con Colón, metieron más leña al fuego y la dirigencia contrató a Jorge Almirón. Vale aclarar que tanto el Taladro como el Sabalero habían sumado sus primeros triunfos del torneo contra Boca.

Almirón es conocido por darle mucha importancia a los laterales y apenas en su segundo partido al mando puso a Barco como titular, contra Estudiantes y en La Bombonera. El equipo perdió 1 a 0 con un gol de Mauro Boselli en la última pelota y el Xeneize ardía.

Días más tarde, Boca perdía con Deportivo Pereira de Colombia como local por Copa Libertadores. La hinchada, al unisono, comenzó a insultar a los jugadores. La enorme mayoría de los futbolistas en ese contexto se achica. Barco no lo hizo, la pidió y siguió jugando con una calma sorprendente para un joven de 18 años.

El Xeneize terminó dando vuelta ese duelo y el Colo fue la figura. El estadio entero lo ovacionó y no se aplaudía tanto a un joven desde Juan Román Riquelme en los ‘90, sin exagerar.

Barco es seguido por la Juventus y el Manchester City y jugará el Mundial Sub 20 en su país natal.