A principios de los 90 el tenis estadounidense tenía todos los focos puestos en Pete Sampras y Andre Agassi, dos jóvenes llamados a dominar la escena por largo rato. Y casi pasando desapercibido fue su compatriota Jim Courier quien dio el golpazo deportivo para alcanzar primero la cima del ranking ATP y adueñarse de todos los flashes.
Pero, el ahora analista deportivo de 54 años fue apenas un destello en el cielo del tenis porque su explosión duró solamente un par de temporadas y rápidamente se retiró a los 29 años, según contó, totalmente desmotivado.
La irrupción de Jim Courier
Jim Courier había sido un joven talento norteamericano que a finales de la década del 80 se había alzado con un Roland Garros junior en la modalidad de dobles y había ganado dos veces (1986 y 1987) el prestigioso torneo de menores Orange Bowl que se celebra en Miami. Y fue por eso que en 1988 se hizo profesional.
En aquel entonces eran el checo Ivan Lendl, el alemán Boris Becker y el sueco Stefan Edberg algunos de los apellidos fuertes que dominaban una escena de la que se estaban alejando grandes leyendas como Jimmy Connors o John McEnroe. Pero a la hora de mirar promesas, los dedos apuntaban a Pete Sampras y a Andre Agassi, quien justamente había sido su compañero de habitación en la academia Bollettieri y era su amigo.
El primer título, Courier lo sumó en Basilea, en 1989, al superar al sueco Edberg en la gran final, pero no fue hasta 1991 que su nombre saltó a la fama en el mismísimo Roland Garros.
En la final de ese año se encontró con su amigo Agassi: “Estábamos bastante igualados en la línea de fondo. Él tenía un revés más fuerte que yo y yo tenía una derecha mejor. Fue una verdadera lucha de poder. Pensé que podía dominarlo con mi servicio, pensé que podía conseguir más puntos gratis que él. Pero no fue así al principio”, declaró varios años después al sitio del torneo francés.
El primer set lo perdió 6 a 3 y parecía que Agassi se lo iba a llevar por delante, hasta que el clima lo salvó. “No podía hacer nada, el partido se me estaba escapando… y entonces empezó a llover. Durante el retraso pude hablar con mi entrenador, José Higueras, quien me aconsejó que saliera a la cancha más atrás y jugara con más efecto”. Fue triunfo para Courier por 3-6, 6-4, 2-6, 6-1 y 6-4 para dar nacimiento a una leyenda.
Courier, número 1 del mundo
Aquel triunfo en Roland Garros fue el puntapié inicial para Courier que ese mismo año ganó Indian Wells y el Masters 1000 de Miami, además de haber llegado a la final del US Open, en donde fue derrotado por el sueco Edberg, por entonces número 1 del mundo.
Con la certeza de que podía ser el mejor, el estadounidense comenzó con todo 1992 y ganó el Abierto de Australia y se coronó bicampeón de Roland Garros, además de imponerse en Roma para llegar a la cima del ranking con apenas 21 años, 5 meses y 24 días.
En ese entonces, Courier se convirtió en el tercer tenista más joven en ser número 1, por detrás solamente de John McEnroe y Bjorn Borg. Incluso, no si quiera leyendas como Roger Federer, Rafael Nadal o Novak Djokovic alcanzaron esa posición a tan temprana edad.
Parecía que la carrera del oriundo de Sanford, Florida, estaba destinada al éxito, sobre todo cuando en 1993 repitió el título en Australia para sumar su cuarto Grand Slam y llegó a las finales de Roland Garros y Wimbledon de aquel año. Pero no. Su mente se apagó.
Jim Courier alza el trofeo de campeón del Abierto de Australia de 1992.
La caída de Jim Courier
Muchas veces los deportistas tienen una meta enfrente y trabajan para alcanzarla. Pero, cuando lo logran, se pierden. Algo de eso le pasó a Courier, que llegó a estar 58 semanas no consecutivas como número 1 del mundo hasta que su cabeza dijo basta.
Fue en 1994, antes de cumplir 25 años, cuando reconoció públicamente no estar motivado para ganar después de perder un partido el español Alex Corretja: “Fallé algunos golpes y perdí el interés. Estoy cansado, física, mental y emocionalmente. Estoy golpeando bien la pelota. Hay un problema en mi interior y realmente no estoy seguro de qué es. La única forma de averiguarlo es simplemente dar un paso atrás”.
Inlcuso, a finales de 1993 ya había tenido declaraciones similares cuando las derrotas sorpresivas se le acumulaban: “En este momento, mi mejor superficie es mi cama”, disparó una vez. Pero nada más llamativo que en el Torneo de Maestros de Frankfurt cuando en un cambio de lado de un partido tomó una novela de su bolso y comenzó a leer: “Es un libro interesante. Tenía ganas de leerlo”, dijo en conferencia de prensa. Claramente, el tenis ya no le importaba demasiado.
El equipo de Estados Unidos campeón de la Copa Davis 1995: Richie Reneberg, Jim Courier, Andre Agassi, el capitán Toom Gullikson, Pete Sampras y Todd Martin.
El retiro de Courier y la nueva vida
A comienzos del 2000, Jim Courier tenía 29 años, había ganado 23 títulos ATP y acumulado más de 14 millones de dólares en premios. Desde 1993 que no pisaba una final de un Grand Slam y su ranking estaba por debajo del 200. Totalmente desmotivado, dijo adiós.
“No cabe duda que el jugador que ejerce de número 1 lleva una carga importante encima. Rápidamente, se convierte en un reto para cualquier rival, todos quieren ganar al número 1. Es también una especia de insignia honorífica, alcanzar lo más alto del ranking te da mucha confianza una vez lo consigues”, explicó en una entrevista en 2022 citada por el portal Punto de Break.
Curiosamente, para él no fue un problema el retiro: “He leído muchas historias sobre personas que consiguieron ganar mucho dinero y luego no lo cuidaron y terminaron lamentándose. Mi familia siempre se ha caracterizado por ser conservadora, y eso es algo que me han inculcado desde pequeño. Hay personas detrás de mí que me ayudaron a la gestión, ya que no soy gerente financiero. Puedo decir que vivo dentro de mis posibilidades”.
Incluso, desde que dejó de jugar, ha ido mutando en nuevas profesiones para reinventarse en búsqueda de nuevas motivaciones, entre las que incluyó ser capitán de Copa Davis de Estados Unidos: “Me retiré como tenista muy joven, cuando tenía 29 años y desde ahí no he parado de hacer cosas. Comencé una carrera de comentarista en televisión donde he tenido la suerte de estar 18 años. También he jugado en un Champions Tour en Europa y he cofundado mi propio Champions Tour en los Estados Unidos”.
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