Luego del tremendo golazo de tiro libre de Fernando Cordero que le dio la ventaja transitoria a Ñublense por sobre Colo Colo el domingo último en el Estadio Monumental, en duelo válido por Copa Chile, lo que más llamó la atención fue la celebración de los jugadores de Los Diablos Rojos tras la conquista.

Fue la misma que han realizado los futbolistas albos haciendo alusión como si fueran DJ, algo que comenzó con los goles de los albos en el Superclásico ante Universidad de Chile. Algo que desde ahí los de Macul, no se han detenido en celebrae así.

Según el delantero de Ñublense, Patricio Rubio, quien dialogócon Radio ADN y en oportunidadcomentó que esta celebración no era una burla hacia el rival, “ es que el ‘Chiqui’ Cordero es DJ ahora, encontró nuevo rubro . Lo hace más o menos, pero le falta, no tiene muchos dedos para el piano”, sostuvo el Pulgarcito de Franklin bajando el perfil al tema ¿Será cierto?

Lo concreto es que retrocediendo en el tiempo, uno puede llegar a otros episodios similares, si es que lo de Ñublense se puede tomar como una “tocada de oreja” y está de protagonista Colo Colo, pero ahora en la situación inversa.

La celebración de Ñublense tras el gol del Chiqui Cordero (Ñublense)

Y hay que retroceder en el tiempo parallegar al año 2006 en una gran temporada del Cacique. Disputaban la semifinal del Apertura de aquel año y el rival era la Universidad de Concepción, partido que se jugaba en el anterior estadio de la Avenida Collao. En esa época, vez que el Campanil anotaba un gol, los jugadores se sentaban en fila y hacían el gesto con sus brazos como si estuviesen remando arriba de un bote, algo que lideraban Ricardo Viveros y el uruguayo, Luis Aguiar. Tras un gol del primero, desde luego el festejo fue así.

Minutos más tarde, Humberto Suazo marcó para Colo Colo el tres a uno transitorio tras gran asistencia de Jorge Valdivia. El Mago, como era un pelusa de aquellos y olvidando su pasado en el cuadro de la UdeC, se sientaen el piso, Chupete se pone por delante de él en la misma posicióny comienzan a celebrar de la misma manera que el rival, mientras otro jugador blanco se une al show.

Desde luego, se puede tomar como algo folcklórico que otorga el fútbol, mala leche para otros. El resto lo juzga el hincha.