Como aquel peleador que sintiéndose ganador puede irse a la lona de un solo golpe, en el boxeo muchas veces hay un solo paso del cielo al infierno. Esa experiencia parecería estar transitando Teófimo López por estos días en los que le toca reencaminar su carrera, probablemente en una nueva división.
López se convirtió en uno de los campeones mundiales más jóvenes de la historia cuando en diciembre de 2019 noqueó en el segundo asalto aRichard Commey y se quedó con el cinturón de peso ligero de la FIB. Luego daría un golpe a un mayor, venciendo en decisión unánime a Vasyl Lomachenko, para muchos el mejor en las 135 libras, y arrebatándole los cinturones de la AMB y la OMB, además del de campeón franquicia del CMB.
Sin embargo, siendo el amplio favorito, en su última presentación fue derrotado en decisión unánime por George Kambosos, siendo claramente superado en el cuadrilátero y viendo escapar todos sus títulos. En desacuerdo con la decisión, sintiéndose incluso estafado por MatchRoom Boxing y DAZN, organizadores de la cartelera, terminó aceptando tiempo después que era tiempo de cambiar de división y subir a las 140 libras.
Comenzó el año animado, declarando que iba a volverse indiscutible en la división de peso súper ligero. Pero transcurridas un par de semanas sin novedades sobre la que podría ser su próxima presentación, comenzó a publicar algunos tuits que llamaron mucho la atención. O deberían hacerlo. “Cuando me vaya, tal vez entonces seré apreciado”, había escrito ayer.
El enigmático pero preocupante mensaje terminó de encender la alarma este miércoles, cuando en sus palabras dejó ver que podría estar atravesando un estado de depresión: “La carrera va genial, pero el resto de mí está cayendo lentamente”, escribió en Twitter.