Nunca había vivido algo semejante. Hernán Cristante no solo fue testigo directo de la violencia desatada durante el pasado sábado en La Corregidora, en plena disputa del partido entre sus Gallos Blancos de Querétaro y Atlas. Sino que además tomó la decisión de intervenir, poniendo en riesgo su integridad física, para ayudar a aficionados de ambos equipos que habían quedado atrapados en una batalla con la que nada tenían que ver.
A un mes de haber asumido el mando del equipo, la experiencia vivida, sumado a las amenazas sufridas por repudiar estos hechos,lejos está de favorecer el ámbito de trabajo que imaginaba cuando firmó el contrato vinculante. Pese a ello, reafirmó su compromiso de quedarse en el equipo hasta que finalice el Clausura 2022, luego de lo cual se apartará para que la nueva directiva tome una decisión.
“Se despidió Gabriel (Solares), Adolfo Ríos. Yo entraba con la idea de un proyecto con el tema porcentual, así lo acepté y no voy a abandonar el barco, tampoco me voy a sentar arriba del contrato.Mi intención es dar un paso al costado para que la persona que llegue tome la decisión de su proyecto. Me dijeron que por el torneo no pasa eso. Hay que ver el proyecto y hay celeridad por vender el equipo y si cambia de plaza, se escapa de mí”, expresó en diálogo con ESPN.
El compromiso de Cristante para salvar la vida de varios aficionados
Apenas desatada la batalla en La Corregidora, Hernán Cristante tomó la decisión de intentar separar aficionados y calmar la situación. Al ver que la violencia se volvía incontenible, asumió entonces la responsabilidad de abrir las puertas del vestidor local para que pudieran resguardarse allí aficionados de ambos equipos que nada tenían que ver con la bronca.