Cada vez que Naoya Inoue se sube al cuadrilátero deja esa sensación de que no tiene oposición en la división de peso gallo. Este sábado, en el Virgin Hotels de Las Vegas, no fue la excepción e hizo que su pelea ante Michael Dasmarinas pareciera nada más que un trámite que le duró un puñado de minutos.

Ya en el segundo asalto El Monstruo Japonés quemó al retador filipino con un gancho al hígado que hizo que el dolor se activara con un segundo de retraso para que luego este pusiera su rodilla contra la lona. Dasmarinas se levantó y salió decidido a sobrevivir los segundos que quedaban para el final de la vuelta, esperando poder recuperar el aire en su esquina.

Pareció conseguirlo cuando salió a boxear en el tercero, pero Inoue volvió a encontrarlo a las zonas blandas y se fue otra vez al suelo. Debió ser la caída definitiva, pero el filipino quiso tener unos segundos más de vida y se levantó sobre el límite de la cuenta de protección.

Y sería nada más que eso. Unos segundos antes de que El Monstruó lo encontrara con el tercer gancho al hígado que, como dice el refrán popular, fue el definitivo. Ya no quedaba más aire para Dasmarinas e Inoue se llevó la victoria para volver a defender con éxito sus títulos mundiales de peso gallo de la AMB y la FIB.

En el horizonte de Naoya Inoue aparece ahora la posibilidad de unificat títulos mundiales, con dos caminos entre los cuales elegir: la revancha con Nonito Donaire, dueño del cinturón del Consejo Mundiald e Boxeo, o el combate ante Johnriel Casimero, monarca de la Organización Mundial de Boxeo.