Los Juegos Olímpicos tienen esa magia y esencia que no se perderá nunca. El hecho de que todos los países del mundo tengan lugar para presentar a sus atletas y competir sin importar sin el nivel competitivo, le da a las olimpiadas una mística incomparable. El espíritu de este evento tiene como base el no rendirse y seguir intentando, algo que realizó a la perfección Prisca Awiti Alcaraz, la mexicana que este martes hizo historia al conseguir la medalla de plata en la categoría de -63kg, hecho que valoró un rato después, ya que apenas perdió la invadió un llanto incontenible.
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El camino de Prisca en la jornada fue espectacular. Empezó con una victoria rápida ante la atleta que representa al Equipo Olímpico de Refugiados, Nigara Shaheen, a la cual le realizó un ippon tras 40 segundos de combate. El día siguió y de gran manera en octavos de final: fue triunfo contra la polaca Angelika Szymanska y la medalla estaba cada vez más cerca.
La siguiente que se le cruzó en el camino fue Lubjana Piovesana, una austríaca que no pudo detener a una Prisca que iba como un rayo hacia el podio. Así, consumó su éxito en semifinales ante la croata Katarina Kristo y la historia ya estaba hecha.
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El duelo decisivo fue vs. la eslovena Andreja Leski y allí Awiti había comenzado ganando en el primer minuto de competencia, pero la europea se recuperó de manera inesperada y sometió a Prisca, quien se quebró en llanto por la impotencia que le generó dejar ir la gloria máxima en tan solo un instante.
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Posteriormente, en el podio, la mexicana lucía mucho más tranquila y feliz por lo que consiguió, algo que quedará por siempre en la historia del deporte mexicano y latinoamericano. Por eso, pese a la frustración por no poder obtener lo que esperaba, debe estar orgullosa de lo que vivió.