Llegar a la NBA es el sueño de cualquier jugador de básquet, pero pertenecer a la elite del deporte no garantiza la felicidad, y Ricky Rubio puede dar fe de ello. El base español milito en la National Basketball Association durante 12 temporadas en Minnesota Timberwolves, Utah Jazz, Phoenix Suns y Cleveland Cavaliers. Sin embargo, vivió un difícil momento que lo llevó a pensar en quitarse la vida.
En una entrevista con el periodista Jordi Évole, Rubio revivió el tormento que atravesó a partir de la grave lesión de rodilla que sufrió en diciembre de 2021 en Cleveland Cavaliers. “Mi primera reacción fue: ‘esto no me ha pasado a mí, pero se van a cagar, y voy a volver más fuerte que nunca’”, comenzó contando.

Ricky Rubio en su etapa de Cleveland Cavaliers (GETTY IMAGES)
Finalmente, luego de una extensa recuperación de varios meses, Ricky regresó de cara al Mundial 2023 de Indonesia, Filipinas y Japón, y fue allí cuando llegó lo peor: “Estoy con una sensación que no la entiendo, que estoy enfadado con el mundo. Vuelvo a jugar. Hago toda la recuperación, la preparación para el Mundial. Y me voy al Mundial, pero tengo una sensación rarísima dentro. Me veo en el espejo y digo: ‘algo no va bien”.
En este momento de la entrevista, el español se abrió a corazón abierto. Rubio reveló que le pidió ayuda a su esposa para que le ayudara a hacer las valijas para dejar la concentración de la Selección de España en el Mundial. “He decidido parar mi actividad profesional para cuidar mi salud mental”, informó en su momento a través de un comunicado. Sobre esa difícil decisión, reveló: “Una de las noches que estaba en el hotel dije: ‘no quiero seguir, ya no con el baloncesto, con la vida”. Y cerró al respecto: “En el Mundial, cuando digo paro, parece que me muero y que mi vida no tiene sentido”.

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Otra de las revelaciones que hizo el oriundo de Barcelona en la entrevista con Jordi Évole tuvo que ver sus relaciones personales dentro de los equipos de la NBA por los que pasó. Para ser más exactos, Ricky reveló que no llegó a entablar amistades por su forma de ser. “Me cuesta mucho abrirme y conectar. Y no he sabido tampoco enfrentarme al conflicto”, asegura el exjugador.
Sobre esto último, cuenta: “Lo he vivido con muchos compañeros con actitudes déspotas. Yo no soy capaz de decir: ‘así al camarero no se le habla’. Pero, cómo le voy a decir yo al compañero. Yo me callo, y veo actitudes o comportamientos que no son los correctos”.
“Muchas veces ellos mismos ni se dan cuenta, es su personaje, es su ego. En el vestuario se hablan cosas que no tienen sentido, de qué coche llevas. ¿De verdad voy a competir contigo por tener un coche mejor? No me hará mejor persona”. Y sobre esto, reconoció: “Me tuve que crear ese personaje, aunque no quisiera”.





