"Es mi responsabilidad usar mi voz".

En 2019, el mundo del atletismo entraba en shock. Tras cuatro años de investigación, el hasta entonces célebre Alberto Salazar recibía cuatro años de sanción por parte de la USADA, la agencia antidopaje estadounidense. Fue declarado culpable por violación de las reglas antidopaje.

Nacido en Cuba, el entrenador era el director de The Nike Oregon Project, uno de los grupos de elite más famosos del mundo, al que pertenecieron entre otros el cuatro veces campeón olímpico Mo Farah (del 2011 al 2017), Sifan Hassan, Galen Rupp, Jordan Hasay, Kara Goucher entre otros. Tras la suspensión, la marca deportiva decidió cerrar el centro.

 Pero el tráfico de sustancias prohibidas y su administración a los atletas que entrenaba excediendo los límites permitidos no fue lo único. Luego de la decisión de la USADA, Salazar fue suspendido de por vida. Y por otros cargos.

Los cargos

 

En julio de 2021, tras la ratificación del TAS a su apelación por los casos de dopaje, SafeSport (Centro Estadounidense para el Deporte Seguro) lo excluyó de por vida acusado de abuso sexual. Si bien los detalles son confidenciales, una investigación del New York Times dio a conocer que la acusación fue por haber agredido sexualmente a un atleta en dos ocasiones diferentes.

Hasta ese momento, las denuncias de abusos estaban relacionadas con comentarios fuera de lugar, degradantes, humillantes con sus atletas, específicamente del género femenino. Comentarios inapropiados sobre el cuerpo y el peso de las deportistas.

La denuncia más conocida fue la de la estrella universitaria Mary Cain, quien en noviembre del 2019 denunció los maltratos constantes que sufrió de parte de Salazar en el Oregon Project los cuales le dejaron importantes secuelas físicas y mentales. 

La víctima

"The Longest Race: Inside the Secret World of Abuse, Doping, and Deception on Nike's Elite Running Team" (La carrera más larga: dentro del mundo secreto del abuso, dopaje y engaño del Running Team de Nike). Así se llaman las memorias de Kara Goucher en las que por primera vez relata su experiencia con Salazar. Y cuenta que fue ella quien realizó la denuncia y por la que el entrenador fue suspendido de por vida por abuso sexual.

 

Alberto Salazar en el Oregon Project. (foto: Getty Images)

Alberto Salazar en el Oregon Project. (foto: Getty Images)

"Alberto Salazar era muy, muy poderoso. Era una leyenda. Ganó el maratón de Boston. Ganó el maratón de la ciudad de Nueva York tres años seguidos", contó la atleta estadounidense en ABC News y Sports Illustrated por la salida de su libro. Relató entonces que lo conoció en 2004, junto con quien después sería su esposo. 

"Simplemente no podíamos creer este programa, todo el dinero detrás de él, todo el equipo detrás de él. Me convertí en la primera mujer en unirse y estaba emocionada con ese respaldo", continuó. Nike la había reclutado para sumarse a un grupo de elite, envidiado por todos. 

El abuso emocional constante, las posibilidades económicas y deportivas de alcanzar las metas, una personalidad carismática, todo confluyó para generar una relación de entrenador/atleta absolutamente tóxica, en la que Goucher sentía que sin él, sin ese grupo, no era nada. Su forma de manejar el equipo, aislados del resto, sin contacto con los demás en el mundo del atletismo, los hacía sentir diferentes e importantes. Lo que no les permitió ver a muchos que lo que ocurría puertas adentro era abusivo.

Los hechos

Goucher contó que lo relatado por las gimnastas contra Larry Nassar, médico del equipo de Estados Unidos sentenciado a 175 años de prisión por los abusos a las deportistas, le dio fuerzas para contar su experiencia con Salazar. "Me ha inspirado mucho que otras mujeres digan la verdad. Creo que estamos en un lugar diferente que hace cinco años", dijo a SI. 

"Nunca había visto a un entrenador darle un masaje a un atleta. Entonces pensé: 'Ese es Alberto. Es tan dedicado. Incluso está dispuesto a dar masajes a sus atletas'. Fue inusual al principio, pero me convencí de que eso era normal", relata la atleta dos veces olímpica en maratón.

El primer abuso se dio en Rieti, Italia. Se encontró sola en una habitación de hotel con Salazar. "Me estaba dando un masaje post-entrenamiento, antes de la carrera, lo que él llamaría un 'flush'. Si soy honesta, me congelé por completo. Estaba pensando: 'No hay forma de que me toque así. Me estoy imaginando esto. Es solo un mal masajista'".

Sin embargo, algunos años después ocurrió de nuevo, pero en Lisboa. “Él va a darme un masaje, fue la misma situación en la que sentí que su dedo iba a donde no debería ir. Y yo estaba muy incómoda”. Sin embargo, no dijo nada. "Me sentí avergonzada. También sentí que tal vez fue solo un error".

Nunca contó estos dos hechos hasta que los abogados la interrogaron sobre las acusaciones de dopaje presentadas contra Salazar por la USADA, investigación en la que ella colaboró, ya que en su tiempo allí (se fue en 2011) le habían suministrado medicación que no necesitaba incluso para que bajara de peso.

El mensaje

Goucher cuenta que está recibiendo terapia y que eso la ayudó para entender muchas de las situaciones que padeció siendo parte del equipo. "Me había convencido a mí misma que no me hacían daño, en realidad me estaban haciendo daño". Tras sus dichos, Salazar se declaró una vez más inocente y la empresa Nike aclaró que ningún atleta del Oregon Project fue acusado de dopaje y que luego de la suspensión al entrenador, el edificio que llevaba su nombre fue cambiado por el de Next%.

Mary Cain, la atleta que denunció a Salazar por abuso emocional.

Mary Cain, la atleta que denunció a Salazar por abuso emocional.

Dice Kara que con su libro no busca hacer explotar a la industria del atletismo. Sólo quiere usar su voz para que otras deportistas se animen, como ya ocurrió en la gimnasia, como ocurre actualmente en los Estados Unidos con el fútbol femenino. 

"No están solas. No hay un libro de reglas sobre cuándo hablar de ello o a quién acudir. Realmente es su propio viaje y su propio proceso de curación. Y si nunca quieres hablar de eso, está bien. Y si quieres hablar de eso, también está bien. Y si te toma una década, como me tomó a mí poder hablar de eso, está bien. No hay reglas. Pero lo más importante es que no estás sola, y no hiciste nada malo. Y desafortunadamente, muchas de nosotras tenemos estas historias, pero no tienen que definirnos por el resto de nuestras vidas", cerró su entrevista en SI.