Argentina volvió a perder la Copa América contra Chile, un rival al que supera enormemente en su historia. Sin desmerecer a la Roja, proponemos que la culpa la tienen los argentinos.
PAUSA. Si el penal entra, Argentina se queda sin copa. Tiene un as, una última defensa que da esperanzas, en su arquero, experto en definiciones desde los 12 pasos. No todo está dicho. La historia queda en manos del uno porque en los pies del 10, zurdo, la suerte no estuvo. El rival ya tomo la carrera, el destino está por conocerse. PLAY. La pelota besa el fondo de la red. Una nueva derrota. Otra decepción para el hombre que nos llenó los ojos de fútbol y nos ilusionó con ser los mejores. Pero la grandeza, al parecer, se cuenta en títulos y la Copa América 2004 es para Brasil.
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FAST FORWARD. El hombre dijo basta. Presentó su renuncia, cansado de la soledad en la que la AFA lo dejó. Porque los valores no se negocian y hay condiciones que no se pueden aceptar. Detrás de él, su marca. Un fútbol desplegado que difícilmente se vuelva a ver. Una forma de ser única. Marcelo Bielsa no es más el técnico de la Selección Argentina. La albiceleste se acababa de consagrar campeona en los Juegos Olímpicos, único título que nunca había obtenido, y marchaba segunda en las eliminatorias para Alemania 2006. Al otro lado de la cordillera, la selección chilena de Juvenal Olmos no encontraba la forma ni el equipo. El último mundial de la Roja había sido en 1998 y Alemania 2006 lo verían por la televisión. EJECT.
Cambiamos una cinta por otra. Es Agosto del 2007 y Marcelo Bielsa es presentado por la ANFP como el nuevo seleccionador nacional chileno. Su debut vino casi un mes después, ante Suiza, con derrota 2-1. En ese equipo atajó Claudio Bravo, defendieron Arturo Vidal y Mauricio Isla, el mediocampo contó con Mati Fernández y en el ataque se vio a Alexis Sánchez. Casi 10 años después, los nombres se volvieron hombres. Chile dominó las eliminatorias a Sudafrica 2010, siendo segundo de Brasil, por diferencia de un punto. Ganó 10 partidos, anotó 32 goles, le ganó a la Argentina de Messi. Se convirtió en un equipo con personalidad, mediante el trabajo, la mecanización y el profesionalismo. Adoptó una personalidad, futbolística la de Bielsa, espiritual la de Chile basada en los medallistas de bronce de Canadá 2007 (torneo Sub-20 ganado por Agüero, Mercado, Banega y Romero). Bielsa apostó a sus ideas, innegociables, de lo que el fútbol debe ser y se valió de lo que necesitara. Porque el técnico no se adaptó al país, la Roja se amoldó al técnico.
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Sería una falta de respeto decir que Bielsa les enseñó a jugar al fútbol a los chilenos, pero no por irrespetuoso un hecho deja de encontrar certeza. Como dice el Loco, “Mi oficio trata de darle una dirección única a la diversidad de expresiones que tiene un plantel”. Encausar. Hacer orden del caos. Bielsa se fue a vivir al predio Juan Pinto Durán, el complejo de la selección chilena. Esto no es una frase hecha, literalmente se mudó al predio de Santiago, con su habitación en el segundo piso, junto al gimnasio. Allí montó su oficina donde repasó obsesivamente los videos de sus rivales, y, con el doble de esfuerzo, los videos de su propio equipo. Remodeló las 17 habitaciones de concentración del plantel, modernizó el gimnasio, cambió el piso en las cercanías del mismo. Mejoró todas las canchas de entrenamiento. Llevó la tecnología a sus prácticas, para poder seguir de cerca y entender en detalle lo que pasaba con sus jugadores. Los vestuarios, la recepción, los entrenamientos, la lavandería, la utilería, ni siquiera los quinchos escaparon a Bielsa. Todo esto fue financiado gracias al propio entrenador, que recorrió el país dando charlas ad honorem a cambio de donativos para las obras. Entonces, ¿cómo no decir que el argentino cambió el fútbol chileno desde sus raíces?
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Chile fue segundo en su grupo en Sudafrica 2010, igualando en puntos con España, campeón del torneo, con quien perdió 2-1. Algo inimaginable años atrás. En octavos de final, Brasil fue el verdugo. Pero el trabajo ya estaba hecho. La mentalidad chilena nunca volvería a ser la misma. Bielsa se volvió una deidad pagana, por origen y por especialización. En 2011, viendo los negativos vientos de cambio, anunció que ante la victoria en elecciones de la ANFP de Jorge Segovia, él no seguiría al mando. No fue el caso pero finalmente, tras la llegada de Sergio Jadue, el Loco diría adiós, debido a las diferencias con los directivos. Quizás, como voto de confianza al criterio del rosarino, podemos tomar la decisión de contratar a Borghi como su reemplazante. El nuevo seleccionador quiso transitar en una dirección opuesta, apuntó contra “las viudas de Bielsa” y no dejó pasar oportunidad para demostrar que él no era su antecesor. Chile mostró dudas, los jugadores se rebelaron y tras el Mundial de Brasil se acabaron las vidas para Borghi. Sampaoli profundizó el método Bielsa, desde los nombres y desde el sistema. Y llegó la primera Copa para la Roja de todos.
Chile consiguió su segundo título continental en 2 años. Sus primeros dos logros internacionales. No fueron con Bielsa. Pero fueron por Bielsa. Los argentinos, desolados, tenemos que dejar de señalar a Martino, a Higuaín, a Aguero. Dejar de pedirle lo imposible y lo injusto a Messi. No escondernos más tras excusas, porque como diría el Loco “ninguna situación es una excusa para no aspirar a ganar un partido”. La culpa, si cabe tal cosa, de las dos finales perdidas ante Chile solo le cae a un culpable: los argentinos. Los que no nos rebelamos ante el corrupto accionar de la AFA. Los que no supimos defender lo nuestro. Los que dejamos que seamos víctimas de nuestras propias agresiones. Porque dejamos que Bielsa vaya y le haga creer a Chile que puede ser mejor que nosotros.