Hace un par de días, LeBron James se convirtió nuevamente en el mayor villano del mundo de la NBA, después de que sus comentarios en repudio a Daryl Morey por su postura ante China llegaran a las redes sociales.
El Rey estuvo en contra de lo que hizo Morey y, desde entonces, ha sido acusado de ser un vendido, teniendo en cuenta que mantiene una importante relación comercial con Nike y una ruptura de relaciones con China sería catastrófica para sus finanzas.
En este sentido, James acudió a su cuenta de Twitter para tratar de aclarar lo que había pretendido con sus comentarios, pero ya el daño estaba hecho y sus seguidores no querían saber nada al respecto:
“Déjenme aclarar la confusión. No creo que haya habido ningún tipo de consideración por las consecuencias y ramificaciones del tuit. No estoy discutiendo la el fondo, otros pueden hablar acerca de eso”, dijo James en su primer tuit.
Las calles de Hong Kong se llenaron de protestantes que decidieron quemar las camisetas de James y burlarse de él con cánticos y pancartas, pero James mantiene su postura en contra de Morey:
“Mi equipo y esta liga vivieron una semana muy difícil. Creo que la gente necesita entender lo que un tuit o declaración puede hacerle a los otros, y creo que nadie se detuvo a considerar lo que podía pasar. Ha podido esperar una semana para tuitearlo”, concluyó James.
Estos comentarios solo generaron más rechazo en las redes sociales, y no parece que James vaya a poder calmar las aguas pronto, o al menos hasta que se olvide este escándalo entre la NBA y China.