Aroldis Chapman es considerado desde hace años uno de los cerradores más dominantes de las grandes ligas. Evidentemente, esto fue lo que lo llevó al radar de una institución tan prestigiosa y ganadora como los New York Yankees, con quien ha tenido quizás los mejores años de su carrera.

En este sentido, el lanzador cubano se ha ganado el cariño y respeto de la afición del Zoológico del Bronx en muy poco tiempo. Y, a pesar de los rumores de que podría buscar nuevos aires al finalizar la temporada pasada, el apagafuegos decidió seguir vistiéndose de Pinstripes por un tiempo más.

Aroldis Chapman – Getty

Es por eso que, en medio de la pandemia, los colegas de Con Las Bases Llenas le preguntaron a Chapman en una entrevista realmente qué significaba ser un jugador de los Yankees. El serpentinero, ni corto ni perezoso, se llenó de orgullo al describir lo que sentía cada vez que se uniformaba:

“Es simplemente lo máximo, es lo máximo, desde que llegué ahí fue increíble. El trato, la organización, la gerencia, todo me gustó. Además ese estadio (Yankee Stadium), es una locura, es una caldera. En Yankees, el que no tiene corazón, el que no tiene bomba, se va echando“, confesó el cubano.

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Claro está que Chapman y el resto de sus compañeros aún están en deuda con respecto a lo más importante de jugar en la Gran Manzana: volver a ser campeones de la Serie Mundial. De conseguirlo, el lanzador pasará a convertirse en una leyenda perenne de la ciudad y del equipo más ganador de la historia.