La segunda equipación de Barcelona parece estar cargada de una energía negativa que desembocó en dos goleadas a las que no están acostumbrados en un plantel multicampeón.

Más de una vez se ha dicho que el amarillo es un color prohibido en el mundo del espectáculo y su presencia en sets de televisión o espacios teatrales se ha visto erradicada por esa desconfianza que instala la superstición. En Barcelona, tal vez por esa misma exposición a las luces y las cámaras, este color maldito parece estar causando el mismo efecto y ya son michos los que han pedido que no se vuelva a usar.

Barcelona recibió 12 goles en 3 partidos con la equipación amarilla.

Porque resulta que el equipo culé recibió cuatro goles sólo en tres enfrentamientos a lo largo de la temporada. La primera tuvo un final exitoso, porque terminó en triunfo 5-4 ante Sevilla y título de supercampeón de Europa; pero las dos siguientes fueron un verdadero mazazo para el orgullo del equipo y en ambas existió un factor común: el uniforme de canario.

En la ida de la Supercopa de España, Barcelona resignó de antemano sus aspiraciones al título cayendo 4-0 ante el Athletic de Bilbao, y ayer, en Balaídos, perdió la cima de La Liga a manos de un Celta brillante que lo despachó con un contundente 4-1.

Superstición o no, parece ser que pasará mucho tiempo antes de que los dirigidos por Luis Enrique vuelvan a saltar al campo vestidos con ese color maldito.

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