Real Madrid no pudo pasar del empate sin goles ante el recientemente ascendido Sporting de Gijón, que se defendió de los constantes embates merengues y lo pudo ganar con un cabezazo de Sanabria que dio la sensación de traspasar por completo la línea de gol.

Dos opciones. Al renovado equipo que soñó Florentino Pérez con la contratación de Rafa Benítez, o le falta tiempo de maduración o se están equivocando los caminos.

Porque Real Madrid no tuvo más ideas que las que podían aportar de manera unipersonal sus estrellas, a fuerza de talento personal, que si bien alcanzó para dominar a un equipo infinitamente inferior desde sus individualidades, deja mucha preocupación en la intimidad de la Casa Blanca.

Incluso pudo ser derrota merengue, si el árbitro decidía convalidar como gol un cabezazo de Sanabria que tras pegar en el travesaño dio la sensación de traspasar en su totalidad la línea de meta.

Cuesta creer, con resultado y desarrollo puestos, que Benítez no haya hecho uso de James Rodríguez sino hasta el minuto 56 de juego, cuando ingresó en reemplazo de Jesé. En la busqueda de la victoria, el entrenador le dio lugar al debut de Mateo Kovacic, a quien los 20 minutos disputados no le bastaron para justificar, todavía, su contratación.

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