Hay momentos y momentos para tirar lujos. O por lo menos eso dice el manual de cualquier deporte, y justamente el final de un partido no es el mejor momento para eso. O sí.

Te enaltece o te hunde. Así funciona. Todos recuerdan la arriesgada decisión que tomó Lillard en los playoffs de la temporada pasada. El base terminó siendo un héroe, pero si fallaba posiblemente se hubiese transformado en el villano.

Hay que ser valiente para inclinarse por una decisión así de arriesgada. Como la que tomó Justin Holiday en el final del partido entre su equipo, los Indiana Pacers, ante los Timberwolves.

Quedaban 01.1 segundos del último cuarto, cuando el base reponía de costado estando dos puntos arriba. Covington estaba de espaldas a Holiday, ya que este intentaba evitar que el balón ingrese hacia un rival o, en efecto, cortar lo más rápidamente posible con infracción.

Pero Justin fue el más listo de clase. La posición del defensor rival fue muy tentadora y terminó haciendo una jugada de barrio: le hizo rebotar la pelota en su espalda, acabándose así los segundos y el partido. Brillante.

Con esta victoria Indiana alcanzó la línea de triunfos de Philadelphia, sumado a que los 76ers tienen un partido más perdido. Minnesota continúa fuera de los playoffs con su récord negativo 15-26.