El mundo del futbol americano quedó conmocionado cuando, en el partido entre los Cleveland Browns y los Pittsburgh Steelers, Myles Garrett se vio envuelto en una pelea con Mason Rudolph. Tras arrancarle el casco y golpear al mariscal rival en la cabeza, no cabía otra sanción que no involucrara mucho tiempo fuera del emparrillado.

Apenas algunas horas más tarde, la liga lo suspendió indefinidamente y, ahora, el jugador y la franquicia luchan por su regreso.

En ese contexto, Garrett tuvo una reunión clave con el comisionado Roger Goodell para discutir su futuro.

Principalmente, el encuentro consistió en verificar que el jugador haya cumplido con las condiciones puestas para su regreso, como realizar terapia de control de ira.

Por si fuera poco, Garrett desistió en su intento de ensuciar a Rudolph y se mostró arrepentido de sus acciones, por lo que todo apunta a que volverá pronto.

Sin el líder en capturas del equipo, los Browns tuvieron una marca de 2-4 y terminaron 6-10 en la temporada. Eso resultó, no solo en la desilusión de la afición, sino también en el despido del head coach, Freddie Kitchens, y hasta del Gerente General, John Dorsey.

Ahora, esperan prepararse con su estrella defensiva para la próxima campaña y conseguir su primera temporada ganadora tras 12 años.