Steve Kerr es un personaje emocional. A pesar de su rol como entrenador en jefe de los Golden State Warriors, rara vez suele contenerse cuando considera que los árbitros están perjudicando a su equipo.

Evidentemente, esto le ha causado algo de mala fama entre las cebras de la NBA, que suelen tener pocas consideraciones con él cada vez que se sale de sus cabales y sube el tono de su voz.

En este sentido, Kerr volvió a ser expulsado de un partido por sus berrinches en contra de los principales, esta vez justo después del final de la primera mitad, por haberles gritado tras varios cobros no sentenciados.

Kerr les dijo que “se despertaran de una p*ta vez” claramente exasperado y con la tez enrojecida, lo que causó que los árbitros lo enviaran temprano a casa sin ningún tipo de contemplaciones ni miramientos.

Esto sirvió de poco para las aspiraciones de los Warriors, que sufrieron el enésimo revés de la temporada y cayeron 111-98 ante los Sacramento Kings para seguir al foso de la Conferencia Oeste.