James Rodríguez es figura en Real Madrid y una de las estrellas que ofrecerá la Copa América. Pero para llegar a lo que es hoy debió atravesar una compleja serie de barreras a lo largo de su vida.

Poco a poco, James se fue convirtiendo en uno de los futbolistas más virtuosos y cotizados del globo terráqueo. Con apenas 23 años, este volante ofensivo colombiano brilla en el club más ganador del siglo XX y se perfila como una de las estrellas a seguir en la Copa América que está por comenzar, donde el equipo de Pekerman es uno de los firmes candidatos a campeón.

Pero no siempre la felicidad y el éxito se hicieron presentes en la vida de James. Antes de conseguir su fantástica actualidad, este joven nacido en Cúcuta tuvo que superar muchas adversidades que hoy en día lo ponen como un claro ejemplo de lucha y perseverancia.

De pequeño fue abandonado por su padre y hasta debió luchar contra una extrema tartamudez que lo afectó durante mucho tiempo. Pero siempre contó con la ayuda de su madre, que se mantuvo a su lado y fue la pieza fundamental para quebrar cualquier tipo de barrera.

Con Colombia se pudo consagrar en el Torneo Esperanzas de Toulon, a nivel sub 20

Wilson Rodríguez, padre de James, fue un futbolista que debutó en los seleccionados juveniles de Colombia en el Mundial de la Unión Soviética en 1986. Prometía mucho, pero su adicción al alcohol lo alejó de los terrenos de juego, y, posteriormente, también de su familia.

A los 14 James ya jugaba en la primera de Envigado, pero decidió dejar su casa, su madre, su novia, y probar suerte en Argentina, en Banfield. Fue un proceso difícil. Sin padre de chico, y ahora de adolescente debía sobrevivir lejos de los seres queridos.

“Lloraba mucho, se la pasaba llamando por teléfono a Colombia”, cuenta Silvio Sandri, empresario que lo acercó al club del sur de Buenos Aires. Además, tuvo que adaptarse a jugar en reserva, cuando allá lo hacía en el primer equipo. Sus problemas de tartamudez lo ponían nervioso a la hora de comunicarse.

Pero el joven colombiano estaba decidido a triunfar, a ser un campeón. Y para eso cuidó su imagen, trabajó su cuerpo, y se cultivó con la lectura, para solucionar sus problemas de habla. Hoy casi no hay rastros de aquél trauma.

El apoyo de su madre fue clave para destacarse lejos de casa. Pilar siempre su cómplice y consejera. Recuerda toda su carrera, las formaciones de los equipos por donde pasó y fue partícipe de todas las negociaciones. Ella también lloraba cuando hablaban por teléfono, pero luego de colgar, para transmitirle seguridad a su hijo.

Con apenas 17 años, James se estableció en primera y logró consagrarse campeón con el humilde Banfield, el único título en la historia del club. De ahí pasó al Porto, donde se cansó de levatar trofeos, para luego cumplir el sueño de cualquier joven: jugar en Real Madrid. Pero no se quedan ahí las ilusiones. Se viene la Copa América y la gran ambición es #SentirseCampeón con su querida Colombia.

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