La primera imagen que se nos viene a la mente cuando escuchamos “Luis García” es un tipo de traje, con unos audífonos, detrás de un micrófono y con una sonrisa enorme que de inmediato se contagia. Una persona divertida, creativa y que impuso un estilo para revolucionar la narración deportiva en México; uno de los dos comentaristas favoritos de la afición.

Pero algún día, también fue futbolista y uno de los mejores de México, de acuerdo con la voz autorizada de Hugo Sánchez, lo cual fue una de sus armas más poderosas para dar el salto de la cancha a los medios de comunicación tras su inesperado retiro, a penas a los 30 años de edad; eso y que fue fichado por el más respetado periodista deportivo del país: José Ramón Fernández.

En entrevista exclusiva para Bolavip México, el analista compartió cómo fueron sus inicios como comentarista en TV Azteca en 2001, donde apenas poco más de dos años atrás debutaba un tal Christian Martinoli, con quien más tarde formaría la dupla insuperable en el medio deportivo.

¿En qué momento decidiste continuar tu carrera como comentarista?

“Yo me retiré a los 30 años de edad, medianamente joven, había viajado mucho, había vivido fuera del país, había estado en varios equipos, en Selecciones nacionales y demás y creí que era momento de buscarle por otro lugar. Como cuando uno se mete a estudiar una carrera y la estudias mientras identificas qué es lo que quieres. Yo me retiré en noviembre de 2000 y en enero de 2001 ya estaba trabajando en TV Azteca, estuve un mes sin trabajar”.

¿Cómo fue tu llegada a TV Azteca?

“José Ramón Fernández y André Marín me invitaron a trabajar a TV Azteca, finalmente fue José Ramón quien dio el visto bueno. Yo no sabía si era un tipo con capacidades, con habilidades, si me iba a gustar, los horarios, el salario, todo lo que significaba. Yo siempre fui muy claro en que yo no era periodista, nada más era un analista de futbol, hoy me he convertido en un conductor, en un comunicador, pero en ese inicio era analizar el futbol puntualmente. Eso se me facilitaba porque tenía idea, acababa de dejar de jugar, siempre tuve una facilidad para darle lectura a lo que pasaba dentro de la cancha, entonces eso me ayudó.

Así fue mi inicio, la gran ventaja es que yo llegué a una empresa poderosísima y en ese entonces estaba José Ramón Fernández comandando el grupo, con Rafa Puente, don Emilio Fernando Alonso, Roberto Gómez Junco y Faitelson, Marín, Garay…; surgía Martinoli y Rosique, era un trabuco, un equipo de trabajo fascinante, muy poderoso y de muy buenas personas que me llevaron prácticamente de la mano”.

¿Cómo te preparaste para dar el salto como analista?

“No hubo ni tiempo, mi fortaleza tenía que ver en cómo entendía yo el juego, en cómo analizaba el juego, siempre fui un tipo que me gustaba hablar, en mis grupos de trabajo siempre expresaba lo que pensaba, y desde el principio empecé a dar mis puntos de vista intentando argumentar lo mejor posible”.

¿Cuál fue tu primera experiencia con José Ramón Fernández?

“Él me llama a su oficina, negociamos el salario, me dice qué voy a hacer. Yo trabajé bajo sus órdenes cerca de cuatro años, pero era yo como el hijo protegido, esa es la realidad y hoy que me llevo con Martinoli y con Rosique y con gente de esas épocas nos seguimos riendo porque regañaba a muchos, pero a mí no me decía nada, conmigo siempre tuvo una gran deferencia, entonces mi experiencia con él siempre fue fantástica.

¿Cómo te preparas para narrar un partido?

“Nosotros tenemos un gran porcentaje de improvisación, por supuesto que hay un conocimiento de los jugadores, de los entrenadores, y tenemos una grandísima capacidad de improvisación, esa es una de las grandísimas virtudes, que por más que mucha gente ha tratado de imitar, eso no lo puedes imitar, la improvisación, la creatividad, el instinto, esas cosas se traen o no se traen y nosotros tenemos esa situación a nuestro favor. Y por supuesto que, en eventos importantes, Copas del Mundo, Juegos Olímpicos, Copas América, tienes que estudiar a los deportistas o selecciones que no tienes en el día a día”.

¿Cuál es la diferencia de vivir los eventos deportivos como futbolista y como comentarista?

“El haberlo vivido como futbolista es lo mejor que me ha pasado en la vida, no existe ninguna profesión cercana a la pelota que pueda equiparar el haberla pateado, el haber corrido tras de ella, de haber sido su amigo. El ser futbolista profesional no tiene punto de comparación.

Yo viví tres Copas del Mundo, la infantil del 85 en China, tenía 15 años, y luego viví el Mundial del 94 y 98 los Mundiales mayores y he tenido la enorme fortuna de estar en ya cinco Mundiales como comentarista, desde 2002, por supuesto que se vive totalmente distinto.

Históricamente, el equipo mexicano se regresa después del día 18 o 20 por el tema de los Octavos de Final, aquí la situación como comentarista es que la cobertura dura de principio a fin. Pero, insisto, haber estado en Copas del Mundo como futbolista, aunque ya tengo muchas más como comentarista no hay ni punto de comparación.

¿Cuál ha sido tu cobertura favorita?      

“Todas han sido fascinantes, maravillosas, extraordinarias, todas han sido muy diferentes. En 2002 yo llevaba un año y medio trabajando en la televisión y cuando llega la Final de Brasil contra Alemania me manda llamar José Ramón y a Christian y nos dice que él va a narrar el primer tiempo, Emilio Fernando Alonso el segundo tiempo y que yo voy a comentar.

Cuando arrancó la Final, yo normalmente cuando arrancan las transmisiones empiezo a hablar, pero yo estaba tan nervioso porque era mi primera Final del Mundo que me tardé como siete minutos en hablar; también recuerdo que terminando la transmisión César Luis Menotti me felicitó en lo particular, lo cual me dio un grandísimo gusto”.

Con Martinoli, la pareja perfecta

Foto: @garciaposti

José Ramón Fernández fue el gran creador de la pareja que hoy tiene enamorada a toda la afición mexicana, pues el exjugador de Pumas reveló que fue el periodista quien los hizo coincidir en las narraciones de los partidos, además de que a su salida de TV Azteca tuvo que buscar, al lado de su compañero, la manera de trascender sin la figura de autoridad de ‘Joserra’, así, hasta que estalló el estilo que los llevó a revolucionar el relato deportivo. Luis García y Christian Martinoli juntos, lo demás es historia.

¿Cómo fue tu primer encuentro con Christian Martinoli?

“Era un grupo muy grande y había de todos los deportes, más allá de un primer contacto, tenemos relación con todos y después de muchos años ya nos volvimos una pareja de narradores y comentaristas que ha tenido cierto éxito o ha caminado de forma correcta”.

¿En qué momento explota ese estilo que tanto le gusta ahora a la gente?

“La gente cree que explotó de un día para otro y eso es una mentira, los estilos, cuando tú cambias, en cualquier aspecto de la vida, lograrlo implementar te lleva varios años o varios meses, entonces cuando José Ramón se va y decide irse a ESPN, nadie podía ser como él porque es el tipo más importante de la comunicación deportiva, nadie quería ser José Ramón y nadie podía ser como José Ramón, entonces puntualmente en el futbol necesitábamos buscar un camino alternativo, algo diferente.

Buscamos el tema de ser mucho más informal, de hacerlo como una sobremesa, de invitar al aficionado a echar relajo con nosotros, a burlarnos de nosotros mismos primero, luego de los demás, a ser un poco más informal la manera de cómo comunicábamos el deporte y empezó y llamó la atención y después de muchos años se fundamentó.

Muchos de los que hoy trabajamos en el deporte adoptamos ese estilo, no es un estilo que le pertenezca a una sola persona, le pertenece al departamento, y mucha gente, la mayoría se montó a ese estilo irreverente, informal, mucho más de charlar que de ser profeta, a la gente le gustó, hubo contacto, sobre todo, con los adolescentes y con las mamás o con las mujeres, nosotros no teníamos una llegada con las mujeres y como todos sabemos son las jefas del hogar, son las que manejan el control de la televisión, y a raíz de tanta informalidad también logramos trae a la mesa de los comentaristas a las mujeres. Fue un estilo, no fue un día o un evento, tardó muchos años en poderse fundamentar.

¿Fuera del trabajo son tan amigos como en la televisión?

“Yo a Christian, de 365 días al año lo veo 320, entonces fuera del trabajo no lo quiero ver nunca porque estamos todo el tiempo juntos, convivimos más él y yo que con nuestras mujeres y con nuestros hijos y lo mismo pasa con Zague y con Guerrero, la convivencia es importante, es larga, es frecuente, hay viajes de por medio, entonces es una convivencia tan profunda que ya cuando salimos de la chamba cada quien corre para su casa, esa es una realidad. Nos tenemos un gran respeto, una gran admiración, y ese ha sido el grandísimo éxito de este estilo”.

¿Hubo diferencias en algún momento?

“Yo llevo de trabajar con él cerca de 20 años y nos hemos peleado una sola vez, una sola dificultad, que fue al inicio y nunca más nos hemos vuelto a pelear y estoy seguro que nunca más nos vamos a volver a pelear.

Esto fue en 2001, cuando recién yo entraba, nos mandaron a hacer una cobertura a la Final de la Copa Libertadores, entre Boca Juniors y Cruz Azul, en Argentina; yo le dije ‘a mí me gustaría conocer más o menos lo que hace un periodosita’, entonces me puso una madrina porque me llevó a los dos campamentos, fuimos a entrevistar a todo mundo, fue una jornada bien cansada y le dije que ya quería comer y me dijo ‘no, tú quisiste que te enseñara cómo es un reportero, pues así es la vida del reportero’ y fue una discusión muy estúpida, le dije ‘claro, como tú mandas, aquí me traes, eres un agrandado y tal’, le dije tres linduras.

A los 15 segundos reconocí que yo me había equivocado, que había perdido los estribos porque tenía mucha hambre y fue el único pleito que tuvimos, pero yo ofrecí una disculpa al minuto 2 reconociendo que me había equivocado”.

Martinoli confesó que Televisa intentó ficharlo, ¿a ti también te hizo una oferta?

“Lo han buscado un par de veces, a mí de otros lados y demás cuestiones, pero no es trascendente, nosotros somos de TV Azteca, mis hijos comen de aquí, yo soy un inmenso agradecido y estoy feliz de la vida, me tratan muy bien, tenemos una gran relación con nuestros jefes, somos bien queridos en la empresa, tenemos buena comunicación, es un grupo de trabajo fascinante, entonces no hay que andarle buscando donde no debería uno”.