Indudablemente River hubiera tenido otro destino en su noche negra tucumana si el sistema de cámaras, que tantas veces lo asistió en la Copa Libertadores, se utilizara en el torneo local. Pero acá no hay VAR y los errores de Loustau eran sólo detectables por televisión.

Imposible cobrar esos penales sin ayuda externa: son penales de TV. En instancias decisivas, los árbitros sólo deben cobrar penales indiscutibles. ¿Se imaginan qué hubieran dicho en Núñez si Boca ganaba con un penalcito como el de Nacho Fernández? AFA Bostera, Mafia, el Mundo a favor de ellos, etc.

River perdió el campeonato porque no venció (mereció perder) a Defensa y Justicia de local y porque no superó en el juego a Atlético Tucumán. No podés salir campeón si en los últimos dos partidos empatás contra equipos ganables.

Más allá de esto, es importante destacar que Boca no le dio respiro corriéndolo desde atrás y aprovechó al máximo los tropiezos del elenco de Gallardo. Estaba claro que ninguno de los dos podía fallar. No había espacio para errores y River los tuvo.

Riquelme llegó y eligió a Russo. Un entrenador que le dio paz a Boca. “Cosas normales”, suele decir el ídolo, refiriéndose a no andar con inventos. El 4 de 4, el 8 de 8, Carlitos cerca del área y listo.

River no deberá copiar errores de su rival y quedarse anclado en lo que sucedió en Madrid. Sólo tendrá que mirar todo lo que vivieron enfrente por regocijarse durante años en las mieles del descenso de 2011. El “ganamos la que teníamos que ganar”, puede ser peligroso de cara al futuro.