Parece inverosímil, pero ocurrió, es real. El Rostov-Don, club de handball femenino de la ciudad rusa de Rostov del Do, se proclamó campeón de la Liga y, en medio de los festejos, la jugadora Yulia Managarova se destapó y destiló enojo, bronca e ira contra todo y contra todos. Sobre todo, contra sus ex compañeras que abandonaron el equipo tras el inicio de la invasión rusa en Ucrania.
Y, en tiempos de redes sociales, lo hizo en su cuenta de Instagram. “Gracias a todas los que dejaron nuestro club. Gracias a todas las traidoras. Grace Zaadi. Anna Lagerquist, Eduarda Amorim, Per Johansson. Sin vosotros perderíamos”, escribió. “Ganaríamos también sin la corrupta y gay Europa”, sumó como colofón a su brutal y poco empático pensamiento.
Lo paradójico es que Managarova nació en Ucrania hace 33 años (27 de septiembre de 1988) y defendió esa bandera hasta que, en 2014, Rusia atacó Crimea en 2014. Desde ese momento, decidió nacionalizarse rusa, aunque siempre insistió en que no era una cuestión política, sino un tema personal porque llevaba un año viviendo en Rostov. Managarova fue plata olímpica en Tokio 2020, subcampeona de Europa y bronce mundial con la Selección de su nuevo país, Rusia.
El Rostov-Don junto con el CSKA son equipos dominantes en esas geografías y, con la guerra, fueron expulsados de la Champions League y vieron así esfumarse sus chances en el principal torneo continental por equipos.