El caso de la nadadora estadounidense Lia Thomas provocó un cisma. La deportista, hoy transgénero, compitió hasta 2018 como como hombre, como Will Thomas. Pero desde 2019 cambió su sexo para convertirse en Lia. A partir de allí se generó una división marcada entre quienes la respaldan y quienes afirman que nada con ventaja. Formó parte del equipo masculino de la Universidad de Pensilvania durante tres años, pero, en 2019, tomó el toro por las astas y empezó a ser quien quería ser en realidad: a ser Lia Thomas, una mujer que cambió de sexo para dejar de competir como Will. A principios de diciembre de 2021, en Akron (Ohio), la nadadora de 22 años registró las mejores actuaciones del año a nivel universitario, con una marca de 1 min, 41 seg y 93″ en 180 metros estilo libre, y 4 min, 34 seg y 06″ en 460 metros.

Ahora, hace un puñado de días, su carrera quedó stand by, por así decirlo, luego de que la USA Swimming, la entidad que rige este deporte, anunciara nuevas normas. Entre ellas, la limitación de la testosterona, algo que podría afectar su desempeño.

Si bien la USA Swimming dio a conocer nuevas directrices, allí no se menciona a la nadadora directamente. Sin embargo, su futuro es probable que se vea afectado, aunque todavía no está claro cómo.

La nueva política de la USA Swimming señala que la natación es “un vehículo importante para una salud física y mental positiva” y que sigue comprometida con una “mayor inclusividad” en los niveles no elitistas del deporte. Pero, a nivel de élite, el organismo manifestó que implementará una línea para la participación de atletas transgénero que “se basa en la ciencia y en métodos médicos justificados en la evidencia para proporcionar un campo de juego nivelado para las mujeres cisgénero de élite, y para mitigar las ventajas asociadas con la pubertad masculina y la fisiología”.

Para ello, creará un panel integrado por tres miembros compuesto por expertos médicos y un atleta veterano para aplicar la nueva política y dictaminar casos específicos.

Uno de los criterios clave, que podría afectar a Lia Thomas, es que se fijará “desde una perspectiva médica, el desarrollo físico previo del atleta como varón, mitigado por cualquier intervención médica, no le dé una ventaja competitiva sobre sus competidoras cisgénero”.

En su caso, Thomas se sometió a las normas de la National Collegiate Athletic Association (NCAA), que rige los deportes universitarios en Estados Unidos, a partir de un tratamiento de supresión de testosterona. Pero, para algunas organizaciones, como el Women’s Sports Policy Working Group, estas medidas son insuficientes, especialmente en los casos en que una atleta inició su transición después de la pubertad.

Por su parte, los integrantes del equipo universitario de natación y de saltos de Pensilvania emitieron un comunicado de apoyo a su compañera transgénero: “Queremos expresar nuestro pleno apoyo a Lia en su transición. La valoramos como persona, compañera de equipo y amiga. Los sentimientos expuestos por un miembro anónimo de nuestro equipo no son representativos de los sentimientos, valores y opiniones de todo el equipo de Penn, compuesto por 39 mujeres con diversos orígenes”, señalaron.