Este sábado en Sevilla, Barcelona y Athletic Club se enfrentaron por la final de la Copa del Rey. Un partidazo teniendo en cuenta que ambos venían de golpes anímicos fuertes: los culés de perder El Clásico y los vascos de perder la final de la edición 2019/20 ante Real Sociedad, que se jugó a principio de mes por la postergación de calendario.
Ambos ya habían jugado una final en la temporada: la Supercopa de España que ganó el Bilbao por 3-2 con la recordada expulsión de Lionel Messi. Si esa fua una imagen histórica para el Athletic Club, hoy lo fue para Barcelona, que levantó su primer título de la mano de Ronald Koeman.
En la primera parte, Frenkie de Jong estrelló un remate en el palo y desde allí los de Marcelino se hicieron más grandes con el pasar de los minutos. No por tener la posesión del balón, sino que esperaban aprovechar la desesperación rival. Bueno, en el segundo tiempo la efectividad culé fue total.
A los quince minutos, Antoine Griezmann abrió el marcador de un pase de Frenkie de Jong. Tres minutos después, el holandés cabeceó un centro de Jordi Alba y puso el 2-0. Para terminar de sentenciar todo apareció Messi: hizo un golazo bárbaro que empezó desde mitad de cancha y a los minutos marcó el 4-0.
Así, de una temporada que empezó de la peor manera posible, Barcelona vuelve a sonreír con un nuevo presidente en las tribunas, Koeman más asentado que nunca y Messi con la sonrisa que tenía en los días más felices. Un nuevo título para el culé, que hoy ha confirmado que tiene una nueva era.