Más allá del triunfo y la clasificación a octavos de final de la Copa del Rey, la del miércoles fue una jornada gris, tirando a negro, para el Barcelona que ahora conduce Quique Setién.

Después de la clasificacióna agónica, con gol de Antoine Griezmann en el cuarto minuto de adición, y las innumerables críticas al juego apático que no propone nada más allá de una posesión sin sentido, en El Chiringuito encontraron otro modo de golpear al equipo culé.

Y con razón, porque los futbolistas, cuerpo técnico y utileros del Barcelona no se han portado como buenos huéspedes en su visita al humilde Ibiza y se fueron dejando un auténtico desastre en el vestuario que les tocó utilizar.

Las cámaras de El Chiringuito dieron testimonio de la suciedad que dejó el equipo culé a su paso, con botellas tiradas, papeles, vendas, comida y hasta alguna que otra prenda de vestir que alguno olvidó. Todo desparramado por ese vestuario.

“¿Quién habrá dejado allí arriba una media? ¿Y quién aquí dos monedas?”, se preguntaba el cronista con un poco de saña, pero sin poder creer lo que veía.

El comportamiento de los futbolistas del Barcelona en el vestuario del Ibiza fue sin dudas muy poco profesional y un llamado de atención del que deberá tomar nota la directiva para dar el ejemplo.