Para un equipo de la tercera categoría del fútbol español como el Ibiza, la posibilidad de edirse cara a cara con Barcelona no se da todos los días, ni todos los años y tal vez no vuelva a darse en una década. La de ponerlo de rodillas durante una hora de juego, mucho menos.
Es que recién a los 72 minutos, cuando llegó el primer gol de Griezmann, a los Celestes se les empezó a escapar una victoria que habían construido desde el minuto 9 gracias a un gol de Josep Caballé. Y todo se desmoronó en el cuarto minuto de adición, cuando el francés les destrozó el sueño.
Tal vez por eso es que el autor del tanto del Ibiza no se haya percatado de llevarse ese souvenir que podría haber estado entre los más preciados recuerdos de su carrera deportiva.
Aunque le dio todo el mérito a Xavi, su compañero que remató a puerta, es Caballé quien figura como el autor del gol porque el balón se desvió en él para engañar al portero culé Neto e ingresar.
“Hemos hecho un partidazo. Me queda un gusto amargo porque hemos tenido alBarça contra las cuerdas. En 70 minutos ellos no han tirado a puerta. Es cierto que al final nos fallaron las piernas, pero competimos de tú a tú”, expresó el jugador en diálogo con El Chiringuito de Jugones.
Ese sabor amargo y esa decepción por el resultado, no así por el endimiento de los suyos, lo llevó a un olvido del que probablemente se arrepienta:“He salido tan fastidiado que no he pedido la camiseta a ningún jugador del Barça. No tenía ni ganas”, reconoció.