Era una fiesta total y absoluta de Barcelona. El equipo de catalán había dejado atrás todas las dudas y las diferencias y había diseñado un primer tiempo ideal ante Napoli.

Con goles de Lenglet, Messi y Suárez, la formación comandada por Quique Setién se imponía por 3-0 en el marco de la vuelta de los octavos de final de la Champions League.

Parecía todo sentenciado. En todo caso se podían esperar más goles de la formación catalana, que parecía una auténtica aplanadora encabezada por un gran Lionel Messi.

Sin embargo, antes de la culminación de ese mismo período inicial, los italianos contaron con una oportunidad inmejorable para descontar y seguir con vida en el partido.

Cuando nadie lo esperaba, el cuestionado Ivan Rakitic cometió una infracción dentro del área de Barcelona y el juez no dudó en sancionar la pena máxima.

Quien se hizo cargo de la misma fue Lorenzo Insigne, quien ejecutó el penal con mucha tranquilidad para poner el 1-3 antes de que llegue el entretiempo.